lunes, 31 de agosto de 2015

Perdiendo la cabeza #10

 -Pasa Vale- me dijo amable mientras me mordía la lengua por decirle Vale sólo me dicen mis cercanos
 -gracias- dije en cambio
 -¿cómo va todo?
 -bien, bien
 -que bueno
 -¿te haz acostumbrado más?
 -tengo que acostumbrarme, viviré acá un tiempo
 -lo harás, cambié un poco tu horario
 -si vi- si quiere que le pregunte por qué o que le diga que sólo aumentaron las horas con ella, no lo haré
 -¿qué te parece?
 -supongo que ¿bien?, me da igual, tengo bastante tiempo y si es lo que tengo que hacer… bueno
 -genial, tengo que contarte que ayer llamó Alejandra, no dijo su apellido, pero dejo este mensaje ‘las colas de ratón abundan’ claramente es una clave, dijo que tenía que decírtelo lo antes posible y, que te extraña y quiere mucho
Era obvio que trataría de comunicarse, somos almas gemelas, el mensaje era claro, sin interpretaciones erróneas, ‘colas de ratón’ siempre fue nuestra frase clave, para saber que éramos nosotras con quien nos estábamos comunicando, me refiero a que, a veces, su hermana tomaba su celular y escribía, una vez dijo ‘hola ¿cómo estas?’ a lo que respondí ‘bien, anoche Ro me hizo llegar al cielo’… ‘¿quién es Ro?’… ‘mierda… ¿Mari? deja el celular de tu hermana donde lo pillaste’. Mari claramente no entendió lo que escribí, aparte no le dieron explicaciones, sólo fue sentenciada a muerte, desde ahí tenemos nuestra clave. Pero también ocupamos esa frase para referirnos a mujeres que buscaban aventuras de verano, maldita desgraciada, estaba en el cielo.
Con una sonrisa leve continué
 -oh gracias por el mensaje
 -¿es un mensaje con mucho contenido?- preguntó curiosa
 -no mucho
 -pero, ¿esta todo bien?
 -si, todo bien
 -colas de ratón, no es muy interpretable como algo bueno
 -créeme que es algo bueno
 -¿quieres contarme quien es Alejandra?
 -una amiga
 -genial, ¿de la universidad?- no puedo creer que tenga que hablar de mis amistades
 -no, del colegio
 -¡entonces se conocen hace muchos años! - genial, sabe sumar
 -…
 -y ¿no vas a llamarla de vuelta?
 -¿puedo?
 -delante de mi claro
 -…
 -anímate, así es como funciona
 -ok, llamemos 
Marcamos el número, sonó tres veces para de pronto escuchar la voz de Ale, con un tono de pregunta, claramente a un número desconocido
 -Hola Ale
 -¡Valeeee!- por supuesto reconoció mi voz- ¿de dónde llamas?
 -del teléfono de el centro, tengo que hablar delante de una psicóloga
 -¿ya te volviste loca? algún día tenía que pasar- vi con mi visión periférica que a Josefa se le dibujaba una sonrisa
 -no juegues, no es gracioso
 -¿no es broma? ¿está escuchando?
 -si, estás en altavoz, no preguntes- el altavoz era para que no se planeara algún escape o plan según Z, lo encontraba algo bastante exagerado, pero real
 -ok
 -¿cómo van las colas de ratón?
 -te dije, abundan y lamento que no estés acá para ver que no miento
 -te creo, ¿con qué tipo de colas de ratón?
 -con cualquiera- dijo riendo
 -obviamente- dije feliz por lo bien que lo pasaba mi partner de vida, pero triste por no estar disfrutando con ella
 -¡hey! no te pongas triste, sólo es algo que pasó y luego las cosas volverán a ser como antes
 -si- dije tratando de no parecer triste, pero mis ojos estaban rojos de tanto aguantar
 -supongo que igual debe haber gente simpática ahí, ¿haz conocido a alguien?
 -prefiero no hablar de eso- le dije, no porque no quisiera contarle, después de todo era la única que conocía mi vida casi completa, si no porque estaba Josefa que lo único que quería era saber que pasaba por mi cabeza y con mis emociones
 -comprendo, después de todo estamos en altavoz 
 -hablamos luego
 -por supuesto, hablamos, no olvides lo que hablamos en tu cumpleaños
 -como olvidarlo- dije con una sonrisa y luego de eso cortamos
Luego de cortar la llamada, quedé mirando el teléfono mientras Josefa no decía nada, sólo me miraba, en mi cabeza sólo decía: ‘no llores, no llores, no llores’. Era obvio que extrañaba a mis cercanos, pero no estaba en mis planes estar depresiva, por supuesto que no, ya bastaba con estar en un lugar oscuro.
Josefa me observaba, por lo que la miré, no dijo nada, probablemente esperaba que dijera algo, pero ¿qué podía decir? estaba en blanco, no podía pensar en más que en lo que hubiese sido mi verano, junto a amigas, colas de ratón y nuevos lugares que conocer.
 -¿qué piensas? - dijo por fin
 -¿qué piensas tu?- se me escapo
 -yo pregunt…
 -nooo…  no frases cliché por favor- interrumpí sin pensar
Quedó observando mis movimientos, cerró lo que quedaba de su boca abierta, levantó una ceja, sonrió un poco soltando aire por su nariz y dijo
 -soy sincera cuando quiero responder preguntas
 -¿ok?- dije dando paso a contestar una simple pregunta, ¿quizás lo dijo porque no me encuentra sincera?
 -pensaba en cuanto tiempo podré conversar con la verdadera Valentina
 -hablas con ella, no tengo un disfraz 
 -sé que hablo con Valentina, pero una Valentina inteligente que esta camuflando su interior
 -si, según tu, sabes que estoy camuflando mis emociones o algo así, ¿cómo es que no sabes que emociones estoy camuflando?
 -es complicado
 -sólo estas tanteando para ver si tienes razón y no la tienes- claro que la tiene, pero no se lo haría fácil
 -ok, cambiemos de tema entonces
Es inteligente, si cambia de tema es porque seguir discutiendo este sólo hará que la ataque. Totalmente aburrida luego de diálogos sin sentido aparente pregunté
 -¿puedo irme? ya estamos en la hora
 -si, obvio que puedes, pero haré unos cambios en tu horario para mañana
 -¿más?... esta bien

 -si, desde ahora vendrás todos los días a hablar conmigo- dijo la muy bitch, acomodando sus papeles, esperando alguna respuesta a tal cambio, en cambio, sólo la mire, moví un poco los ojos, abrí la puerta y me fui.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario