domingo, 14 de diciembre de 2014

Mi profesora mi enamorada/ Parte 4

En la enseñanza media me hicieron bullying, no sé porque lo digo en plural si sólo fue una niña que me odiaba.
A los 13 años entre a primero medio y fui a un colegio femenino con internado, era gigante, sólo niñas desde pre-kinder hasta cuarto medio, en el internado me toco una pieza excelente donde compartía con cinco niñas; entre las cuales estaba Carolina, un año mayor que yo; de estatura promedio-baja, morena, buena figura, ojos oscuros, pelo negro y brackets en esos tiempos.
Carolina es una persona muy de piel y yo no lo era, pero como dicen: los opuestos se atraen. Con la Caro fue así, en poco tiempo nos hicimos muy amigas, nos contábamos absolutamente todo, íbamos juntas a todas partes, dormíamos juntas, etc., etc. Esto provoco, al parecer, la envidia de
otra niña que vivía en el internado. Esta mujercita llamada Karla primero comenzó a hablar mal de mí, luego comenzó a tomar confianza y empezaron los insultos y burlas ya no sólo dentro del internado sino que también en el colegio.
La estrategia era no tomarla en cuenta.
Con Carolina éramos tan inseparables que los rumores decían que éramos lesbianas, y bueno, no estaban tan lejos de la realidad. Nosotras siempre lo vimos como una amistad, teníamos juegos muy extraños eso sí, comenzábamos lengüeteandonos la cara y luego robándonos besos. Dormíamos abrazadas en cama de una plaza y los ‘te amo’ eran lo que más me gustaba al igual que sus abrazos.
En su último año de estadía en el internado ella me confesó que se había confundido conmigo yo sólo me reí, pero por dentro mi cabeza hizo clic y supe que a mí también me gustaba, de hecho la amaba, lo cual era imposible de aceptar en ese momento. Claramente no me atreví a nada y nuestra amistad sigue hasta el día de hoy.
Volviendo al bullying, Karla lo único que quería era a Carolina, ahora que lo pienso quizás era lesbiana. Con Caro fuimos inseparables por tres años, luego ella tuvo que irse al salir de cuarto medio lo que provoco gran tristeza en mi vida, ya que me había encerrado en un mundo donde solo éramos ella y  yo.
Karla quedo en el internado, pero por fin luego de tres años mi estrategia de no tomarla en cuenta dio resultado y pude vivir en paz. Quizás fue porque la Caro ya no estaba ahí y como dicen por ahí ‘ojos que no ven, corazón que no siente’.
Lo malo de esto es que el bullying me provoco una mala adicción a cortar mis muñecas, me arrepiento de haberlo hecho en reiteradas ocasiones, pero como dije es una adicción que supere en su gran mayoría con ayuda de Carolina. Y lo bueno que puedo sacar es que adelgace 20 kilos, Karla ya no me podía molestar por mi peso.

Nunca me vengue de ella, aunque ganas no me faltaban, me imaginaba golpeándola en un baño, pero pucha, ella tiene actitud de hombre machista heterosexual, hubiese perdido.