domingo, 12 de abril de 2015

Mi profesora mi enamorada / Parte 10

Mi vida en la universidad seguía normal, excepto que por dentro moría de angustia por ella. Esa angustia que no te deja dormir y que te despierta muy temprano para pensar.
Ya habían pasado dos jueves en los que había faltado a clases, no puedo negar que me sentía mejor, pero era sólo porque no la había visto, porque no me había hecho más ilusiones, porque algunas de estas habían muerto y porque sabía que la vería nuevamente. Que contradicción.
Llegando a clases de la mañana el día viernes una compañera, Kika, me dice:
-Hey! Te mueres!
-¿Porque? Pon atención esta materia es importante
-Porque ayer nuevamente preguntaron por ti
No me sorprendió nada hasta que dijo:
-La profe de pelo claro ps! La de lab... como era que se llamaba?
sólo me acuerdo de su apellido - me comento con una sonrisa
-Fernanda
Silencio por favor, estamos en clases- dijo el profesor.
-Habla más despacio- le susurré
-Perdón, es que ya es la segunda vez que pregunta por ti
-¿Que dijo? - pregunté tratando de poner cara de 'no me importa'
-Nos pregunto a mí y a la Cami si sabíamos como estabas, porque estabas faltando a clases
-Y ha faltado alguien mas a clases?
-si! Demasiadas, si ya son las ultimas semanas 
-claro
-pero por nadie mas pregunto
-ya, y… - DIME MÁS! le rogaba mentalmente
-y nada, esa profesora esta obsesionada contigo
-no digas tonteras y pone atención- le dije con una sonrisa en la mitad de mi boca.
Estaba preguntando por mí, que mal, eso me emocionaba tanto al punto que se me cristalizaban los ojos, pero ella se preocupaba por mí no en el aspecto que yo quería. Ya no aguantaba más, solo quería verla, solo quería escuchar su voz, necesitaba sentirla cerca. Lo pensé demasiado y tarde o temprano tenía que volver a clases, así que decidí ir el siguiente jueves. Pero la vi antes de lo planeado... una charla de Economía fue el encuentro que estaba evitando, la conocía desde ya casi un año y cada vez que la veía los nervios volvían. 
Al instante que la vi entrar por la puerta pensé -por favor que no me vea, que no me vea, que no me vea que vea- pero parece que mientras más uno piensa en algo más lo atrae y por supuesto me vio. -Que no se siente conmigo, que no se siente conmigo- esto no funciona amigos, que quede claro. Cuando me vio se dirigió a mi lado, mis compañeros no iban a estas charlas tan entretenidas y estaba sola. Para variar yo andaba como vestida como una loca despreocupada, un buzo pantalón negro, converse, polerón ancho desteñido y una moña en mi cabeza, como si hubiese hecho deportes, cosa que no. En cambio ella, perfecta y radiante con su ropa de trabajo, me encantaba su estilo, todos sus estilos, varias veces se veía en u con ropa de deportes ya que aprovechaba los gimnasios gratis que se ofrecían.
Traté de recordar los diálogos que podían llegar a pasar cuando la viera en tres días más, pero ninguno volvió a mi cabeza. Clarísima fue su cara de impresión al verme, no intentó disimular nada. Natural hasta morir.
-Hola profe ¿como esta?
-Hola Emilia! Yo bien ¿y tu? Me tenias preocupada, ¿porque faltaste dos clases?
Wow estaba preocupada, que importaba, que se preocupara por su pololo mejor, total con el iba a casa luego de clases, sólo importaba yo en noventa minutos de un día jueves por la tarde.
-No me sentía bien, preferí quedarme en el departamento.
-¿Estabas enferma?
-Algo así.
-¿de que te enfermaste? - me enfermé porque me encantas y no puedo verte sin imaginar tener algo contigo lo que es imposible y lo imposible me hace sufrir, no podía decirle eso cierto?
-Nada grave un resfrío que se prolongó demasiado, pero estoy mejor, ya pasó
-Que bien, me alegro mucho
-...- por favor que se pare y vaya a otro asiento con algún colega, no sé, algo, que tiemble, ayuda
-Estará buena esta charla
-Si eso espero- le dije ya un poco tímida 
-Estas un poco callada...
-Ahm si? es mi personalidad, creo - y con esto comenzó a reir
-Te he hecho clases durante todo el año, hemos tenido algunos problemillas bien simpáticos y sé que hablas bastante, te pongo nerviosa o algo?
-No para nada, sólo que es extraño todo esto
-Extraño?- mierda, en que me he metido
-Eh si, porque a pesar de el problema que tuvimos, me trata diferente y no me refiero a mal
-Ah claro, me caes muy bien, me recuerdas a mi cuando tenía tu edad, además tienes algo que me hace imposible tenerte mala...
-¿Algo? -interrumpí, acaso soy un niño indigo? 
-No me preguntes que, son esas cosas que no tienen explicación científica, es feeling supongo- anonadada, ¿que podía decir luego de eso? una profesora diciendo que teníamos feeling, mi corazón saltando de emoción, pero obvio que era feeling profesor-alumna.
-Supongo que eso es bueno
-Lo es supongo, pero anda a clases que no te salvara de los exámenes

Comenzó la charla  y claramente no escuche ni una sola palabra, solo escuchaba las de mi cabeza, podía sentir su olor y ver sus manos empuñando un lápiz para tomar algunas notas, tratando de disimular las desviaciones de mis ojos hacia el lado derecho, era cómo estar en una cita en el cine, con la excepción de que nunca tomaría mi mano al tratar de sacar palomitas al mismo tiempo, muchas películas? si. De repente suena su celular, alcancé a leer Ricardo y cortó para enviarle un mensaje que decía (yo turnia) 'Amor estoy ocupada, te llamo luego'. La palabra amor rompió mi corazón nuevamente, todo lo que pensé en esos 30 minutos se desvaneció de un segundo.
Tenía pena, mucha pena, necesitaba respirar, sabía que el sentirme mejor anteriormente no era nada más que temporal, sabía que llegaría el momento de volver a verla e ilusionarme nuevamente, sentir esas cosquillas en mi estómago, pero que luego se nublaría todo por recordar la vida que tenía, la historia que ya había construido. No podía pedir más, yo llegue tarde en su historia, quizás ni llegue, lo más probable es que sólo fuera una alumna problemática más. Una que necesitaba atención.
-Permiso - le dije para que me diera espacio a salir, si no puse atención a la charla que hacía ahí, chao con todo.
En el baño me senté en las bancas de las duchas, necesitaba respirar un rato antes de seguir mi camino.  Ella me hacía tanto bien pero a la vez tanto daño, me daba energía, pero el pensar en que cuando ella llegaba a su casa la esperaba ahí su pololo de quizás cuantos años y lo que hacían juntos… no podía seguir torturando-me de esa manera, lo mejor para mi era estar lejos de ella, pero como se podía hacer eso si ya había entrado en mi mundo, y no solo entrado, sino que se había convertido en mi mundo. Nunca pensé que me pasaría este tipo de amor a mi, me reía y burlaba de las personas que decían que ya no vivían por ellas sino que por sus parejas y luego ya terminaban, decía que se dejaban llevar demasiado por el momento, pero no, ahora me estaba pasando a mi y ya sabía lo que se sentía eso que ni siquiera era mi pareja, cuando supe que amaba a Carolina hacía y aguantaba cosas que por nadie más podía hacer, pocas veces me enoje con ella, cuando peleábamos me era imposible molestare por mucho tiempo aunque quisiera, pero no era como es con Fernanda, es distinto, por Carolina igual sufrí, pero la tenía cerca todos los días, podía tocarla, besarla y demostrarle mi cariño, en cambio a Fernanda sólo puedo saludarla y conversar temas generales, jamás podré decirle que la quiero, que daría todo por conocerla, que era la persona que estaba esperando, que solo ella puede hacerme feliz, que… un portazo de la puerta del baño corto todo pensamiento en mi cabeza. 
Me seque algunas lágrimas que habían caído sin aviso, no me podían ver así, los rumores vuelan y  luego tendría que dar explicaciones, explicaciones que sólo podían quedar en mi cabeza. 
Pero no era ninguna compañera, era Fernanda que había entrado apresurada a buscarme. Sentí que entro a los baños y no me encontró, se dirigió a las duchas y…
-Emilia?
-¿Si?
Se acercó y no fueron necesarias mas palabras, en un segundo sus labios, tan cálidos, rozaron con los míos, mi impresión fue demasiada que llegue a saltar, pero luego me deje llevar por esa calidez que no solo sentía en mi boca, también la sentía en mi cuerpo. Mis manos por inercia se apoyaron en su cintura y mi boca siguió al compás de la de ella. Mientras mis manos se apoyaban en su cuerpo las de ella se alejaban de mi cara y bajaban una a mi cintura y la otra a mi espalda, sentía como me acercaba más a su cuerpo. Su vientre se junto con el mío y ya no éramos dos personas distintas; éramos una sola. Solo éramos ella y yo en el mundo en ese momento, esa sensación no la olvidare jamás, el primer beso nunca se olvida.
Cómo describir lo indescriptible, ese beso fue mágico, me hizo ser ella, estar en ella, sentir sus temores, su calidez, su corazón, su amor.
Cuando sus labios dejaron de tocar los míos, no quería abrir los ojos, no quería que acabara, me sentía flotando en el espacio, sin su mano en mi espalda caía; pero aún podía sentir su respiración cerca de mi boca lo que me hacía saber que estaba ahí, y con una caricia en mi cara comprendí que ya era momento de ver a la mujer que estaba en frente.
Me miraba con sus ojos llenos de ilusión mientras tomaba mis manos;
-Discúlpame
- ¿Porque? - le respondí en seguida
-Perdón
Y sin poder decir más se fue.
Me senté en la banca y espere un buen rato ahí para poder volver a la normalidad, lo que fue imposible, pero tenía que tratar de aparentar que nada pasaba. Tratar de actuar normal cuando todo lo que esta pasando te pone el mundo patas arriba es una de las cosas más difíciles que se le puede pedir a alguien. Pero había que intentarlo, sabía todo lo que estaba en juego.
Volví a la charla, a su lado, ambas nerviosas pero había que pasar desapercibidas, pensaba en todo momento como había sido, como se sentía su cuerpo tan cercano como si siempre hubiese estado conmigo, su aroma que no quería dejar ir de mi nariz, su respiración, sus manos, sus labios. Fue perfecto.

Espero haber actuado lo más normal, porque ella no movió un músculo hasta el termino de la charla. Lo extraño y compresible fue que al final de esto se fue y ni me miró.

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