martes, 14 de abril de 2015

Mi profesora mi enamorada / Parte 11

Creía que estaba en el cielo, no sabía si era real lo que había pasado o solo era mi cabeza. Necesitaba con urgencia volver a verla, era adictiva. Tres días más... la busqué disimuladamente todo lo que pude y no la encontré, fueron días eternos, me estaba volviendo loca de tanto pensar, lo peor fue que extrañamente no la vi ni  siquiera de lejos. Quizás estaba enferma o simplemente se escondió de mi, no creo que haya sido lo último. Que importaba ya había llegado el momento de volver a encontrarnos, no puedo negar que estaba más ilusionada que nunca, pero también sabia los problemas que podía conllevar esto.
Por fin mi cabeza podría descansar, claro esta que mi corazón no.
-¿Hola?…
-Hola Emilia, al final de la clase necesito hablar contigo
-Ok, no hay problema - dije con bastante miedo mezclado con curiosidad 
- ya chicos! atentos …
Dialogo corto, ni siquiera un como estas
, que nervios quizás que me diría. Comenzó la clase y mientras hacíamos las actividades la miraba cada que podía, siempre disimuladamente. En esa clase lo único que recuerdo fue un golpe en el trasero, estábamos maniobrando los brazos del 'robot' (que en realidad era una cosa muy improvisada que hicimos con el grupo) y bueno los muy graciosos me dieron en el culo para concentrarme. Eso provocó: 1- muchas risas claro está 2-yo sonrojada y 3-la sonrisa de Fernanda a lo lejos.
Fueron los noventa minutos más largos de toda mi vida, noventa minutos unas semanas antes eran poco para mirarla, ahora eran muchos. Fue un alivio enorme el escuchar- ya chicos terminamos por hoy. Me acerque e iba a hablar pero ella habló primero.
-Aquí no podemos hablar, espérame a dos cuadra de la salida principal. En las bancas...
A lo cual respondí con un movimiento afirmativo con la cabeza, mientras pensaba ‘que mujer más cortante’.
Se pasaron mil ideas por mi cabeza, con el corazón latiendo a mil por hora. Fui corriendo al baño mas cercano, me lave la cara, sonreí al espejo, puse una cara sexy para ver que tal me salía y a trote rápido salí de la universidad por la entrada principal, camine dos cuadras y espere en una banca. Al parecer sería una noche larga.
De esperar noventa minutos en clases, pase a estar esperando sentada en una banca, 20 minutos más, los cuales, claramente, fueron mucho más largos.
Mirando el celular para ver la hora ya eran las 7.20 pm y ya estaba comenzando a oscurecer, pensé que no llegaría, pero en una de las miles de veces que mire para ver si venía, mis ojos encontraron su silueta. Venía con su mochila ploma en la espalda y al pasar por en frente de la banca me hizo un gesto para seguirla. Camine atrás de ella por dos cuadras más sin saber que iba a pasar, no importaba que pasaría, la seguiría igual hasta donde fuese, así de loca estaba, paró un colectivo y asumí que debía subir.
A Ibáñez con Lira por favor, se cancela de dos.- exclamo al conductor amablemente
Yo muda no sabía que decir, pero claramente lo mejor era guardar silencio. Miraba por la ventana, ya estábamos lejos de la universidad.
-Ibáñez con Lira- dijo el conductor.
Esto parecía secuestro o película de acción.  Bajándonos recién pude hablar.
-¿dónde vamos?
-A mi casa, Ricardo no está, se fue a un congreso por unos días.
-Ricardo es tu novio - ni siquiera lo dije en forma de pregunta, porque ya lo sabía
-Si
Llegando a su casa ella abrió la puerta y pase atrás de ella, era una casa de dos pisos, antigua, de colores cálidos, linda. Entramos y lo primero que vi fue un gato que llego a recibirnos.
-Tienes gato
Al parecer ya no hacia preguntas solo decía lo que veía.
-Sí, se llama Agustín.
-Yo nunca he tenido un gato…- Emilia por favor habla algo coherente!
-Siéntate vuelvo en seguida.
Me senté en el living, estaba en su casa, era tan ¡¡¡¡increíble lo que estaba pasando!!!!. Reaccioné al ver fotos de ellos juntos en los muebles, estaba en la casa de ella y de su pareja. El era un hombre apuesto, más alto que Fernanda, de pelo oscuro con ondas, piel morena y ojos cafés. La sonrisa de sus fotos me hacía sentir que era simpático. ¿Que estaba haciendo yo ahí? nunca me considere una persona con la que se pudiese engañar a alguien, son muy confusas estas situaciones, tus principios y valores se ponen en juego con tus sentimientos, la parte visceral manda, es un versus entre el cerebro y el corazón.
Sentía pasos a lo lejos y presentía que lo que venía no era bueno; la cara de Fernanda lo decía todo, no estaba sonriendo. 
Caminó hacia el living y se sentó al lado mío.
-¿Jugo?
-No gracias - quédate y dime lo que tienes que decir! pensaba
-Ya, es obvio que te traje acá porque necesito hablar contigo en privado
-… - no dije nada en palabras pero mis gestos eran claros, mi cara decía ‘no tengo idea de que se trata esto, sólo habla’
-Mira Emilia, quiero que sepas que esto yo no lo hago con mis alumnas.
-¿que cosa? - quería que dijera ‘besarlas’, quería escucharlo
-el traerlas a mi casa
-… - y mi cabeza pensaba ‘beso, beso, beso…’
-pero luego de lo que paso obligadamente tengo que tener confianza en ti
Estaba siendo pesada conmigo, no puede decir que me tiene confianza por obligación, ¿por qué no dice la palabra beso?
-¿obligadamente?
-Bueno lo que pasó nunca me había pasado, fue un impulso. No quiero que te de miedo de que una profesora se esta aprovechando de ti, para nada, luego de los problemas que pasaron a principio de año yo te tome mucho cariño y me preocupa tu bienestar.
-si lo sé
-que bueno que lo sepas y bueno si tu quieres el otro año pido que no estés en mis clases y te dejo tranquila en el aspecto de que no tendrás más contacto conmigo.
Que esta diciendo, es imposible no tener clases con ella, tiene casi todos los horarios.
-nadie dijo eso, a mi no me incomoda estar en contacto contigo al contrario…
-al contrario… nada Emilia, quiero que te quede muy claro que no puede pasar nada más en ese aspecto
-pero no entiendo porque me trajiste hasta tu casa para decir esto, me lo hubieses dicho al salir de clases y me ahorras...
-¿ahorrarte que?
-ahorrarme el saber donde vives, conocer tu gato, el ver en fotos a tu novio, no sé todo esto, quiero que sepas que no te tengo miedo, para nada, desde la primera conversación que tuvimos te sentí especial y no quiero que…
-Emilia por favor para, soy tu profesora creo que quedó claro lo que tenía que decir. Con esto ya es suficiente.
-¿quieres que me vaya?
-si, por favor, afuera donde nos bajamos pasan los colectivos de vuelta, te pasare dinero
-pff no te preocupes, no soy tan chica para no andar con dinero
-no te considero chica
-claro que si!, por algo te preocupa tanto mi bienestar, no te preocupes por mi, yo ya no te molestaré más. Tú … perdón, usted vea si me tiene o no en su clase. Gracias por todo. 
-podemos seguir nuestra relación profesora-alumna normal.
-si como quiera
Y me fui. Tenía el corazón roto, ya ok, no tanto como roto, pero si destrozado lo que es un poco menos que roto: hasta ahí había llegado todo. Por lo menos esa conversación me hizo dar cuenta de que el beso y las caricias habían sido reales.
Esa conversación me abrió los ojos en muchos aspectos, yo era lesbiana... si que lo era, me encantaba ella aunque acabara de hacerme llorar. Recordaba lar burlas del colegio cuando niña, ‘los que pelean se aman’, yo sentía, aunque era apresurado decirlo, que la amaba, sentía la necesidad de estar con ella, no obsesivamente, sino que adictamente. Ella me hizo dar cuenta de que no estaba completa que me faltaba una parte, y esa parte era ella.

 Al llegar al departamento me senté y llore, llore tanto que me dio hipo, pero me hizo bien llorar, quede despejada, ya no me iba a echar a morir no podía ser tan tonta, siempre esperando a que otros den el primer paso esta vez me la jugaría. Esta vez yo daría el primer paso, esta vez  aunque me doliera no pensaría en los demás, yo la conquistaría.

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