sábado, 24 de febrero de 2018

Extranjera / Capítulo 8: The same again


Unas copas, una barra y mucha gente alrededor, la música inundaba cada rincón del lugar, lo que las obligaba a hablar muy cerca. El olor a alcohol intentaba ocultar los rastros de cafeína que había consumido antes de salir, pero a pesar de eso Domi podía sentirlo. Cada que la miraba, sus ojos besaban los labios de Sara y ella, tentando aún más la situación, sonreía de lado.
Concéntrate, la estas comiendo con la mirada.
¿vamos a bailar?
- no soy muy buena bailando- respondió Sara tomando un gran sorbo de su bebida
- ¡oh vamos! te juro que te perdonaré si me pisas
- bebamos algo más
- ¿quieres embriagarme?- preguntó con una carcajada Domi- probablemente si tomo más de la cuenta haré estupideces, necesito bailar antes de seguir bebiendo


Se paró de la barra y eligió un lugar donde Sara pudiera verla, la música y el alcohol la hacían olvidar que estaba sola dejándose llevar. Una chica se acercó y comentó a bailar con ella, miró a la barra y Sara ya no estaba.

Quizás fue al baño.

La chica que tenía frente a ella bailando era completamente de su gusto, digamos que en San Francisco todas eran su tipo de chica, ese gusto por las extranjeras no pudo quitárselo luego de la universidad.

-¿puedo?- escuchó por su izquierda, Sara estaba ahí
- por supuesto- Domi lanzó una sonrisa a la chica que bailaba con ella, la cual entendió perfecto- te estaba esperando
- así veo
- esa ironía- le dijo al oído
- dime que no te gusta y la dejo- Sara comenzaba a moverse y no lo hacía mal, Domi hizo una seña con sus manos diciendo que cerraría la boca, lanzando una gran sonrisa

La cercanía del baile, los roces y miradas, hacían esa pista un escenario perfecto para coquetear, a instantes podían respirar el mismo aire, tan cerca que las respiraciones agitadas por el ritmo podían sentirlas.
Fueron por un par de bebidas y luego a sus departamentos, eran casi las 5 de la mañana, pero el alcohol logró inhibir el cansancio.
En la puerta del departamento se miraron para despedirse, un beso en la mejilla fue lo que ofreció Sara, pero Domi se quedó ahí, con su mejilla rozando la de ella, sintiendo el aroma de su piel, segundos eternos que se aceleraron al sentir que la mejilla de Sara se movía en dirección a sus labios, sonrió al encontrarse frente a su boca, un beso tímido y lento rozó sus labios junto a un hormigueo, se alejó unos centímetros, pero podía sentir su respiración aún, no quería alejarse y Domi le concedería el deseo.
Otro beso y otro más, abrió la puerta que tenía a su espalda Dominga, sin separarse la dirigió al living, la última vez la cama fue demasiado, esta vez sería menos obvia, aunque ni tanto.
Se estiró en el sillón y Sara no dudó en quedar sobre ella, una de sus manos subió por su blusa buscando piel, puso una rodilla entre las piernas de Domi y el ambiente se tornó acalorado. 
Deja que ella siga el juego. Pensaba mientras los besos se hacían cada vez más apasionados. Sus manos viajaron desde su espalda a su trasero, la ayudaría a jugar. 

- eres tan provocadora Dominga
- y te encanta- besó su cuello y sintió como su cuerpo se templaba
- me lo haces difícil
- creo que es todo lo contrario- sonrió audiblemente dejando besos donde el cuerpo de Sara se lo permitía, moría por tomar el control, pero la excitaba de sobremanera tenerla arriba de ella con su rodilla haciendo presión en su entrepierna
- a la mierda- tomó la polera de Dominga sacándola en segundos y con una mano desabrochó el sostén que llevaba, la sonrisa de Domi era desafiante, estaba logrando lo que quería, ayudó a sacar la ropa de Sara con juegos y caricias, hasta dejarla en ropa interior
- ¿no?- preguntó muy confundida a Sara cuando esta no dejó que siguiera sacando las pocas prendas de tela que la cubrían. Sara movió su cabeza en negativo, siguiendo con su juego de caricias, que por decir algo, tenían sufriendo a Domi
- hoy yo tengo el control Dominga de Chile, ¿te gustó jugar? ahora sigue mis reglas
- ¿es una broma?- sonrió incrédula
- no

*****

La luz comenzaba a filtrarse por la ventana, frotó su ojo derecho unos segundos hasta recordar lo que había ocurrido la noche anterior, buscó el celular entre las almohadas para ver la hora. Las 11.00 de la mañana y llamadas perdidas de Camila. Marcó su número y esperó unos segundos para escuchar a una acelerada y agitada jefa.

- por fin te contactas, linda, cambio de planes, estoy en la oficina, salimos en una hora a cubrir un evento de último momento, será genial, muchas cosas que hacer, ¿nos vemos?
- ¡claro! estaré allá en menos de una hora

Corrió a la ducha apenas colgó la llamada, de todas formas no tenía mucho que hacer y disfrutaba pasar tiempo junto a Camila, aprender y trabajar.
Columbus Avenue como siempre tan transitada se veía más linda de lo normal, la luz era perfecta para aquella gran obra y el tiempo en ella se hace corto cuando la disfrutas. 
Creo que puedo vivir con esto a diario. Le sonrió a su reflejo al pensar aquello, las cosas estaban saliendo mejor de lo que había planeado, podía comunicarse con mayor fluidez. No se imaginan el orgullo que significaba eso para Domi.
Llegaron a una exposición de arte interactiva, comenzaron recorriendo el lugar y luego hablando con las personas presentes, todo era hermoso y no quedaba duda que estaba preparado profesionalmente. Camila y Dominga fueron donde estaba el ejecutor de tal obra, Jerome Fave, al parecer un histriónico por naturaleza, nos habló de su inspiración, motivaciones y más, parecía un hombre encantador hasta que al notar un error en la posición de unos cuadros, salió de su boca

- por Dios, esa niña no entiende lo que le digo, no me sorprende… mujer… señoritas me disculpan un minuto

Con la boca abierta Dominga miró a Camila, quien permanecía como si nada, escribiendo en su agenda.
¿Esto es normal acaso? o está actuando, ¡Camila reacciona!

Camila…
- ts ts ts no digas nada- dijo con su tono de voz normal sin sacar la vista de sus escritos

Jerome volvió y continuó con su gran conversación, luego de terminar con eso caminaron hacia el centro de la exposición, por fin Camila habló

- Dios, no creas que Jerome es mi persona favorita, me irrita profundamente su forma de ser, pero es trabajo y cuando podamos solventar nuestra revista sin personas como estas créeme, lo haremos

Luego de un día agotador Camila invitó a todos a beber algo y pesar del agotamiento aceptó. Mila, como le decía su equipo, seguía siendo un personaje admirable, sus ideas y su forma de ser hacían sentir orgullosa a cualquier mujer, manejando una revista con todo su potencial. A las 3 de la mañana saliendo del bar, se despidieron del grupo y esperando un taxi un chico alto se les acercó, parecía inofensivo, pero esa impresión solo duró unos segundos.
En un segundo el chico tenía el celular de Camila en sus manos, por instinto Dominga reaccionó tomando su chaqueta, tratando de impedir que lograra su objetivo, pero de un golpe en su rostro se libró y Domi cayó en la vereda.

- mierda, mierda, mierda- repetía Camila tratando de pensar- ok, ayúdame- le dijo al taxista que se detuvo a ayudar- vamos a emergencias de la UCSF
Estaban a unas cuadras del centro médico, Dominga mantenía sus manos en la nariz con el ceño fruncido

- mi cabeza- dijo en español- mierda, mi nariz, ¿es sangre? ¿estoy sangrando?- preguntó tocándose con más cuidado y algo de desesperación
- si, estamos llegando al hospital, no se ve tan grave- dijo tratando de tranquilizarla, pero su nariz ya comenzaba a inflamarse
- se está moviendo todo

Camila la abrazó e hizo que apoyara la cabeza en su hombro, apenas llegaron a emergencias un paramédico la trasladó hasta una camilla, donde fue atendida inmediatamente. Le dieron algo para el dolor, descartaron alguna lesión en la cabeza y alguna fractura en la nariz, solo fue el golpe que la dejó aturdida y con la nariz dañada superficialmente, nada demasiado grave que no pudieran superar unos días de reposo.

- ouch, ¿es necesario?- preguntó mientras le inyectaban la vía para el suero en un brazo-  Camila a un costado en una silla miraba todo- mi cabeza va a explotar en cualquier momento
- Dominga, no fue grave, eso es lo importante- atinó a decir Camila

La enfermera le informó lo que necesitaba saber, en unas horas podría irse y tendría que tener al menos tres días sin hacer actividades pesadas, la nariz volvería a su forma normal en un par de días con ayuda de los medicamentos y nada de alcohol mientras tanto.
Eran las 9 de la mañana de un domingo y Mila la dejó en la calle fuera de su departamento

- ¿estás segura que no necesitas ayuda para subir?
- estoy mucho mejor, gracias Camila, hiciste demasiado por mi
- estas loca, no es nada, toma la semana completa si es necesario para descansar, te estaré esperando en el trabajo y llámame si necesitas algo- dijo subiendo la ventana del taxi, le cerró un ojo y se fue

Subiendo la escalera volvió a sentir su cabeza, no quería mirarse en un espejo y ver su nariz inflamada con parches blancos. En un par de días su nariz volvería a la normalidad y con tres días de reposo tenía suficiente para volver a su rutina.
Nunca más me creo superhéroe 


*****

- ¿te duele?
- si
- del 1 al 10 ¿cuanto?
- 4 - le respondió a la chica que quitaba los parches de su nariz, dejando solo dos tiritas en el lugar donde se había herido
- es normal, ahora queda esperar que sane bien esa herida y se desinflame por completo, pero estarás bien 
- ¿no quedará deforme?
- para nada, ese pequeño moretón desaparecerá por completo en unos días, solo queda esperar

Caminó por las calles cercanas al hospital, compró un helado para pasar sus penas y siguió recorriendo el sector para conocer nuevos lugares. Al pasar por una cafetería le pareció ver una cara conocida, se acercó un poco para ayudar a sus ojos, era Sara, sentada en una de las mesas al aire bebiendo un café. Decidida a saludarla comenzó a avanzar en su dirección, pero antes de que la viera, una mujer se sentó a su lado, besándola y regalándole una gran sonrisa. 
Antes de reaccionar tenía los ojos de Sara puestos en su cuerpo, disimulando con la mujer que tenía a su lado. Dominga dio media vuelta y caminó, con su mente en blanco solo dio paso tras paso sin alguna dirección en mente. Votó su helado en el primer basurero que encontró, como era posible que al otro lado del mundo seguía siendo utilizada.
Tampoco es como si la conocieras de toda la vida, nunca le preguntaste si tenía pareja, pero por la mierda Dominga nuevamente la misma situación.

Comenzó a pensar en lo patética que seguía siendo, no servía de nada haber sido sincera y atrevida, seguía siendo la chica que entregaba sus sentimientos sin recibir lo mismo. 

2 comentarios:

  1. Hola Buenos Días,

    Me esta gustando mucho la Historia. Cuando vuelves a escribir más capítulos.?

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