lunes, 1 de mayo de 2017

Perdiendo la cabeza #37

Es obvio que cuando no tienes algo lo deseas más, es como una cualidad inherente en el ser humano, ahora que no tenía a Josefa como siempre la tuve pensaba más en ella, pero si algo aprendí en este tiempo es a pensar no sólo en mi, una chica que no la haga sufrir es lo mejor para ella.

Hacía meses que no revisaba mis redes sociales, por lo que con alma de detective las visité, tal y como lo había pensado Josefa no me había eliminado de su lista de amigos, por lo que me hizo el trabajo muy fácil, bastaba mirar su foto de perfil en Facebook y revisar sus likes buscando el nombre Rosario. Sí, todas lo hacemos.
Rosario Acosta, de profesión
periodista, un perro, muchos viajes, 29 años, surf como deporte favorito… la maldita era perfecta. 

Asumo que me carga las cosas no salgan como espero, pero debo pensar en ella y si pongo mi mente en frío y trato de detener mi corazón, Josefa será más feliz sin que esté en su vida. Lo único que logró conmigo fue preocuparse, llorar, seguirme y un poco de diversión tal vez, aún no entiendo que vio en mi. ¿Quizás un caso perdido?.
Podría llorar toda la noche pensando en lo estúpida que fui, pero basta de ser la víctima, aquí la que la cagó de principio a fin fui yo, no puedo esperar que las cosas resulten siempre como quiero.
Quiero volver al centro, decirle que la extraño, sólo porque no quiero huir nuevamente, pero pienso en la reacción que tendrá, probablemente esté siendo feliz y si llego, me paro frente a ella luego de meses y le hago una declaración cambie esa felicidad. 

*****

No pude dormir en toda la noche, me levante temprano y voy caminando al centro, en el pasado la mayoría de mis ideas eran pésimas, pero ya no estoy en el pasado, mi instinto me dice que debo ir, que debo decirlo, que ella sepa que no fue solo un juego del momento, aunque sea egoísta de mi parte, necesito decirlo.
Apenas abrí la puerta de recepción, la secretaria me saludó amablemente, preguntando si venía por lo mismo del día anterior, asentí y me senté a esperar.

- no es necesario que tome asiento, ella está desocupada, acaba de llegar

Mi corazón no daba más, me levanté del asiento por inercia, como volando, respiré hondo y ella abrió la puerta, Josefa estaba nuevamente frente a mi, su silueta era la misma, con un corte de pelo nuevo y ropa que no había visto antes. Se veía hermosa e inteligente, dos cualidades que adoraba y no super valorar, ambas quedamos en silencio mirándonos por interminables segundos, supe que debía ser la que iniciara la conversación, aunque estuviéramos en medio de la secretaria que nos miraba nerviosa.

-Josefa…- nuevamente silencio, debía continuar, respiré y seguí- lo siento por venir así, sin avisar, debo decirte dos cosas importantes y si no las digo ahora sé que luego será tarde… perdón… perdóname por ser una estúpida contigo y por desaparecer por meses sin siquiera dar una señal de vida- sus ojos expectantes me miraban fijamente y cuando hice una pausa, una lágrima intentó salir de sus ojos, pero la detuvo, así que continué- y te extraño… no supe valorar todo lo que diste por mi, estuve mucho tiempo fuera y yo sólo te extraño

Impaciente la miré esperando una respuesta, pero ella sólo dio un paso atrás y cerro la puerta, la cerró y la esperanza de una respuesta verbal desapareció. La respuesta no verbal era clara ‘no te quiero en mi vida’, ella cerró el capitulo donde fui la protagonista más malvada que podía existir.

Anda y abre esa puerta, me gritaba internamente, pero no podía, ella estaba rehaciendo su vida, merecía eso y mucho más. Así que con los ojos de la secretaria fijos en mis movimientos, tomé mi mochila y salí de ahí.

*****

Han pasado tres semanas y no he tenido noticas de Josefa, entiendo perfectamente ese silencio, lo respeto y tendré que cerrar el tema aunque duela. 

-no seas aburrida, no nos vemos hace años y ¿esperas que te deje en paz? esta noche saldremos y no acepto un no como respuesta- Ale me insistía desde el otro lado del teléfono
-al parecer ya no estas tan comprometida con los chats virtuales…
-ridícula, lo superé hace años, además sin una complice no es divertido
-está bien- acepté, después de todo hace tiempo no salgo a una fiesta
-paso por ti a las 10

Las horas pasaron y cuando Ale llegó, ya estaba vestida para la ocasión. Tomé mi chaqueta negra junto a jeans oscuros y polera blanca, acompañada de mis inseparables Vans. Pedimos un auto y nos fuimos a, por supuesto, una fiesta gay en Santiago.

-no te arrepentirás, estas fiesta son estupendas, las chicas que van mwah- hizo una señal de besos al cielo, a veces se me olvidaba que seguía teniendo amigas
-me comportaré, beberé poco y nada de chicas por una noche
-aburridoooo… estamos saliendo a un lugar lleno de chicas que quieren disfrutar y ¿vas a negárselo? lo más probable es que algunas te conozcan
-llevo casi un año fuera de todo, no puedo volver así como si nada
-si puedes
-ah ¿si?
-por supuesto, ya verás

Caminamos a la entrada y había una fila, esperamos en ella y dos chicas se acercaron por una foto, me sorprendía que aún tuviera seguidoras. Apenas entramos y pedimos un par de bebidas para comenzar la noche vi la inconfundible silueta de Josefa, ¿qué hace acá?, a su lado Rosario.

-nos vamos- dije de inmediato
-¿qué?, ¿estás loca?- me preguntó burlesca Ale
-está mi ex ahí con su novia, sabes lo que pasó, no puedo quedarme
-sólo un par de horas Valentina, no salíamos hace mucho tiempo, nos vamos al segundo piso y listo, por favor

Sus ojos suplicantes me hicieron ceder, pero seguí tensa y no pude relajarme hasta llegar al segundo piso. Bebí mi vaso y pedí otro de inmediato, no quería embriagarme por lo que traté de tomarlo con calma, aunque se dificultaba lograrlo.
Comenzamos a bailar y poco a poco fui relajándome, tal vez fue la música, quizás el alcohol, lo que fuera: gracias.

El lugar era sofisticado, ahora entendía el valor de la entrada y el tipo de chicas que estaba presente. Me sacó de mis pensamientos una morena que sacó de mi lado a mi amiga, por lo que me acerqué a la barra a comprar un vaso más, el último, los excesos no estaban planificados para mi vida actual. En la barra una chica que atendía de pelo negro y polera que dejaba ver su ombligo me cerró un ojo, no pude evitar ruborizarme y sonreír, como dije, hace un tiempo no participo de esto.

-¿te parece bailas conmigo?- preguntó cuando sirvió mi querida piscola, aclaré mi garganta y hablé más ronca de lo normal
-creo que entrarás en problemas si sales del trabajo a mitad de la noche- sonrió con la mitad de su boca, muy atractiva… 
-creo que puedo correr el riesgo por la chica que volvió al mapa, ¿Valentina cierto?
-cierto- me sonrió y salió por un costado sentándose a mi lado
-es mejor que bailemos lejos de la barra, así no nos molestan

Tomé mi vaso y ella tomó mi mano guiándome… cuando estuvimos lo suficientemente lejos de la barra comenzamos a bailar, sus intenciones eran claras y no la detuve, me gustaba que una chica linda me deseara.
Luego de bailar unos minutos, sus manos fueron avanzando por mi cuerpo, me estaba provocando a pesar que la música no fuera adecuada para que ella ‘bailara’ de esa forma. Le pedí un minuto para ir al baño y ella fue por una ronda más de alcohol.

Abrí la puerta del baño común y cuando mis ojos se adecuaron a la luz la vi, recordando por qué habíamos subido al segundo piso.

-mierda- dije apenas nos miramos- lo siento- logré decir y me dirigí a la puerta del baño abierta, no debía hablarle, ella estaba disfrutando y yo ya no era parte de su vida

Entre al baño y cuando iba a cerrar la puerta alguien la abre y cierra, quedando conmigo y un sanitario en medio.

-Josefa, perdón, no te seguí ni nada por el estilo- el alcohol me tenía algo mareada, pero estaba con todos mis sentidos alertas
-¿estás bebiendo de nuevo?- fueron sus palabras luego de meses
-¿qué? si, quiero decir, no, rayos, si, pero estoy controlándome, sólo bebo lo justo para una fiesta
-lo siento por no recibirte ese día, eras como un fantasma tocando la puerta de mi oficina
-está bien, entiendo, de verdad lo hago, no puedo llegar y volver luego de meses como…

pero sus labios me detuvieron. Cerré los ojos y me acerqué más a ella, quedando con nuestros estómagos juntos, aprovechó la primera oportunidad para introducir su lengua en mi boca provocando un escalofrío en mi cuerpo.

-Jo…
-shh
no podía hablar, ella me detenía cada que lo intentaba, comenzó a recorrer mi cuerpo con sus manos, haciendo que sintiera mi centro punzar ante el contacto de sus manos en mis pechos. Estaba mojada y si continuaba no podría evitar seguir su juego, pero que pasaba con su novia… a la mierda, no puedo quedarme inmóvil cuando me toca de esa manera. Por fin mis manos respondieron a mi cerebro, levantando su polera y tocando su cálida piel, un gemido salió de su boca, mordiendo mi labio. Tomé su trasero y ella besando mi cuello se dirigió al botón de mi pantalón.

-no… hm… estamos en…
y mientras trataba de detener que desabrochara mis jeans, abría los de ella. Sin previo aviso introdujo dos dedos en mi, provocando que casi me desvaneciera, pero me sujetaba, mordí mis labios para guardar silencio, aunque en un baño de fiesta con dos personas dentro es obvio lo que se hace. 
Dejé su pantalón de lado y disfruté unos minutos abrazando su cuello y besándolo cada que podía, luego de eso tomé su mano y la saqué de su territorio de juego, la besé para sentir su reacción en mis labios. Apenas introduje mis dedos en ella, la calidez de un gemido chocó en mi rostro, me excitaba demasiado, solo ella me dejaba así en tan poco tiempo.

-vamos a otro lugar- le dije al oído, ella tomó mi mano y cerro su pantalón
-lo siento Vale, aún provocas eso en mi, pero esto es una despedida, una excitante y triste despedida, sé que esta mal, pero a veces mi deseo por ti puede más que todo lo que sé, por lo mismo no podemos estar juntas nunca más

¿Era una broma acaso?, salió del baño y ¿qué mierda podía hacer más que quedar en shock?. Luego de un par de minutos salí y me senté en el primer ‘asiento’ que encontré, Josefa esta loca, no hay otra explicación, merezco su rechazo, pero no merezco que me utilice.
Si, sé que en su momento yo me aproveche de su amor, pero pasó el tiempo y me considero una mejor persona, trabajo todos los días para serlo. Ella es inteligente, puede que esté dolida y lo entiendo perfectamente, lo más probable es que no esté pensando con claridad, pero juntas dañamos a una persona que no conozco y no se volverá a repetir.

-¿estás bien? te esperé un rato y bueno…
-si… ahm… ¿te parece vamos a algún lugar más tranquilo?

Ahora ambas buscábamos lo mismo por la noche.

-vivo a unas cuadras ¿te parece?- dijo con su mirada fija en mi
-perfecto

mandé un mensaje a Ale, no la veía hace un rato, lo más probable es que esté disfrutando de la noche al igual que lo haré yo.

*****

Llegamos a su departamento y me ofreció una copa de vino, pero alcohol no era lo que quería. La tomé de la cintura y cada vez la deseaba más, la besé y respondió automáticamente, guiándome a su habitación, quedó arriba de mi cadera sin dejar de besarme mientras trataba de sacarme la chaqueta.

-ni lo intentes- dijo sonriendo cuando intenté dejarla bajo mis caderas, elevé una de mis cejas y antes que respondiera algo, ella continuó- yo pongo las reglas en mi casa
-bueno… creo que hoy será una excepción- respondí tratando de cambiar de lugar, pero me detuvo
-adivina…
-qué
-no estás en tu escenario, en mi cama yo mando y te aseguro lo disfrutarás

Demonios… no pude más que ceder, ya estaba ahí y su cadera se movía provocando todo el tiempo. Levanté las manos en señal de rendición y la acerqué tirando su polera.
No tardó mucho en quitarse la ropa para quedar sólo en ropa interior, se sentía bien el contacto de nuestras pieles, su respiración era agitada y con mi mano libre desabroché su sostén para darme espacio a besar. La chica era ardiente e hizo lo mismo con mi ropa, dejando nuestros  pechos en contacto cada vez que me besaba, su cadera bailaba sobre la mía, intentando calentarme más de lo que estaba, lamentablemente Josefa no salía de mi cabeza, seguía excitada pensando en lo sucedido en el baño. La barwoman, a la que aún no preguntaba su nombre, sacó mi pantalón y continuó con su juego.

-que mojada estas- susurró cuando rozaba su sexo con el mío sobre las delgadas telas de nuestra ropa interior
-ya deja los juegos- dije cerrando los ojos, sólo podía pensar que era Josefa la que estaba en ese momento y cada vez que lo hacía me excitaba 

Sacando su ropa interior siguió con la mía, no dejaba que tomara el control, así que me rendí, sabía hacer juegos previos, necesitaba que entrara en mi, pero la maldita cruzó sus piernas con las mías y comenzó a moverse, afirmé mis manos en su ropa de cama y me moví a su ritmo, pero necesitaba más, tomé sus cajeras y apuré el movimiento, escuchando el eco de su respiración agitada.

-necesito más Jo- mierda ¿iba a decir Josefa acaso?- joder… más
Mordió uno de mis pechos haciéndome quejar, pero lo único que podía pensar era lo estúpida que soné. No me podía concentrar luego de lo que sucedió en ese baño

-mierda- exclamé apenas sentí como sus dedos se introducían en mi sin previo aviso y sin delicadeza 
-¿estas bien?- preguntó mientras seguía con lo suyo
-perfecto… sólo… hazlo más fuerte

Mientras continuaba, seguía pensando en la mujer que tuve y no supe valorar, dijo que no podríamos estar juntas nunca más y eso es demasiado tiempo. Perdí la cuenta cuantas veces he tratado de desquitarme consumiendo drogas en situaciones como esta, pero ahora se que lo mejor es el tiempo y pensar…

-si que eres difícil
-pasa cuando no tengo el control- le sonreí y la dejé donde quería, no podía seguir pensando en Josefa, al menos no ahora.

nota: un cap algo acalorado, me pondré algo mala en esta parte de la historia, pronto viene el final, así que a prepararse.

1 comentario:

  1. Wuuuaaaooo que hermoso que genial esta historia :) pero porfa déjalas alas dos juntas ;) y porfa no te tardes mucho .....un abrazo y espero que estes bien ...que te vaya bien en todo ;)

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