lunes, 17 de abril de 2017

Perdiendo la cabeza #36

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Han pasado un par de días desde que dejé la clínica, no me siento de maravilla, pero con las pastillas que me recetaron lo he llevado bien. Contraté un kinesiólogo para los ejercicios, supongo que es bueno, Jacinta era mejor, pero no he vuelto a hablar con ella. Josefa intentó hablar conmigo, pero hasta el momento no estoy preparada para sus terapias y conversaciones… si se lo preguntan, sí, lo primero que hice fue aspirar una línea de cocaína.

Estos días he pensado en lo sucedido, es obvio que me excedí
al mezclar drogas y todo eso, lo sé. Entiendo que lo que me llevó a ese punto fue el estrés, no afrontar mis problemas, no querer pensar y eso no está bien. No puedo tener esta vía de escape, ya que es una pésima vía de escape. 

No quiero entrar a un lugar para rehabilitarme, quiero seguir con mi vida y después de todo, este tiempo en la clínica pude soportarlo sin una gota de droga, ¿por qué no podría ahora?.
Sé que sola es probable que no lo logre, pero con dinero se puede conseguir el apoyo necesario… y eso se traduce en contratar a alguien que básicamente sea una especialista que me acompañe en el proceso.

Creo que estoy en el punto exacto para levantarme, he pasado por cosas buenas y malas, como todo el mundo, no puedo hundirme y quedarme ahí para siempre. Soy una maldita artista que estaba comenzando su carrera, no puedo botar eso a la basura. Quizás comencé mal, papá murió, mis problemas alimenticios, mamá y su trabajo, todo fue una mezcla fatal, pero eso no define mi futuro, es momento de superarlo, de dejar el pasado atrás y volver a comenzar. No me reconozco, pienso en mis actitudes, me miro al espejo y no me veo, sólo hay una chica destruida que pudiendo tenerlo todo, no tiene nada. No es justo seguir así.
Puedo salir de esto y lo haré.

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- ¿hola?- respondí el número desconocido en mi celular
- Vale… - la inconfundible voz de
- Josefa, ¿cómo estas?- pregunté tranquila
- bien ¿y tú?, ¿cómo te sientes?
- mucho mejor
- ha pasado un tiempo desde la última vez que hablamos
- si- dije pensando en como continuar- bueno… sólo han sido tres semanas
- luego de un accidente tres semanas es bastante- pude imaginar su sonrisa tras su voz
- claro, pero estoy bien Jo
- no viniste más a la clínica
- estoy asistiendo a otra, todo esta bien, en serio
- ¿cómo está tu mano?
- ahm… bien, supongo, ya puedo mover el dedo que no podía, Jacinta realizó un buen trabajo
- perdón por no contarte que yo la había traído
- no te preocupes ya pasó, lo hiciste por mi y está bien
- ¿qué harás ahora?
- tomé una decisión, me voy, pero esta vez no lo veo como escapar de mis problemas… lo he pensado mucho y si sigo con el ritmo que llevaba no saldré de donde estoy metida, sabes que no soy una persona fácil de llevar, pero ya no tengo 17 años, debo afrontarlo y superarlo, es tiempo
- Vale… ¿irte donde?
- haré un viaje que durará lo que tenga que durar, necesito encontrarme y conocerme, dejar las drogas, volver a sentir la necesidad de crear música, porque aunque lo he intentado estas semanas, no puedo
- pero Vale, irás a algún lugar que no conoces sola…
- estaré con alguien que me ayudará
-oh… bueno, entonces si crees que es lo mejor... sólo hazlo y recupérate 

Tailandia… ese es el lugar elegido, mi especialista tiene amigos allá y llegaré a un lugar donde podré estar tranquila, libre de drogas, con ayuda medica y espiritual. Espero que todo salga bien, estoy agotando mis recursos para esto, tengo que estar tranquila conmigo y comenzar a vivir la vida que merezco.

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Cuando ya estuve en condiciones de viajar compre pasajes y me fui sin pensarlo. Llegué a un lugar donde vivían los amigos de mi ‘especialista’ que en realidad era una persona que me ayudaba mucho más que en seguir instrucciones. Ellos hablaban español así que no fue un problema la comunicación. Para qué contar detalles de la mierda que sentí la primera vez que quise cocaína y no pude conseguir en ningún lugar, probablemente habían muchos lugares donde comprar, pero uno no sabía comunicarme, dos las personas que hablaban español sabían por qué estaba ahí y no cooperarían. 

Los días pasaron en cámara lenta cuando quise conseguir drogas, pero luego de eso las cosas fueron mejorando, es fácil escribirlo, pero mi cuerpo reaccionó de una manera que jamás había sentido, no era como un accidente, era algo así como sudar con temblores, quizás algo como un virus mortal, me gusta exagerar, pero es verdad, se sintió como que iba a morir, pero no lo hice, al contrario de eso, logré manejar las ganas de salir corriendo y aunque sigo pensando a diario en lo que sentía cuando mi cerebro se nublaba y olvidaba cada estúpido problema, ya no quiero volver ahí.

En contraste a estos pensamientos he descubierto que mis problemas son una mierda, la verdad lo son, hay cosas que son inevitables como la muerte, pero nadie debiese morir por superar algo que sabemos pasará, a veces más pronto de lo que esperamos, a veces sin entenderlo, pero sucederá y no podemos hacer más. Si se acepta, puede superarse.

¿Otro problema? ¿la comida? ¿really amiga?, no hay nada más solucionable que esto, fuerza de voluntad, ejercicio, doctores si es necesario, pero tiene solución.

¿Qué más?, ser lesbiana jamás fue un problema, al contrario.

No sé si en estos momentos estoy minimizando cada problema por los que pasé, pero esa parte se llama madurar y aunque me demoré un poco, aquí estoy a un par de océanos de distancia de casa y mejor que nunca.

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Han pasado casi siete meses desde que dejé Chile, una vida, el primer mes no tuve contacto con nadie, luego llame a Cristina, mamá siempre estuvo a su modo y no puedo ser tan injusta. Mi ‘especialista’ se ha preocupado de todo lo relacionado con mi carrera musical, estoy en un viaje, sólo eso se sabe, no es necesario decir más de la cuenta si quiero volver.
De las demás personas no he sabido nada, en realidad no he querido saber… sé que más de alguna pregunta se formó en torno a mi y a lo que me estaba pasando, pero ese es problema del que se cuestiona, no es mi obligación responder.

Tengo mi boleto listo para volver, las adicciones están controladas, mi fuerza mental está multiplicada por mil y lo único que me da miedo o en realidad me aterra, es volver al lugar en el que me hice tanto daño. 
Sé que no puedo vivir escapando de mis problemas, solucionarlos y crear nuevos, es simple, debo volver, intentar volver a mi pasión y confiar en que todo estará bien. 

Las cosas del departamento antiguo fueron empaquetadas y llevadas a una bodega, claramente perdí el arriendo, pero me espera uno nuevo en un lugar más tranquilo de la ciudad. Mamá me estará esperando con una cena en casa y luego a renacer de las cenizas supongo.

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Cristina sigue igual que siempre, intachable e inteligente, noté unas fotos con un tipo en un mueble mientras caminaba al baño, en algún momento debía rehacer su vida con algo serio, eso me hacía feliz. La cena estuvo tranquila, no hablamos temas tan detallados, pero ambas sabemos que en este momentos estamos bien. 

Mi nuevo departamento no tenía cajas, alguien había ordenado todo para que se sintiera como un hogar, debo decir que elegí una gran persona para ayudarme en este proceso. Sé que tengo que cerrar varios temas de mi vida acá en Chile para seguir en mi camino y el principal es Josefa, necesito pedirle perdón, necesito decirle que actué como una idiota, no tomé en cuenta sus sentimientos, incluso jugué con ella y luego me fui sin siquiera comunicarme en siete meses. 

Josefa ha sido la única mujer que se ha preocupado por mi a pesar de lo mal que pude llegar a tratarla, me amaba y yo fui verdaderamente feliz cuando estuve a su lado, la extraño y quiero que lo sepa…

Compré pasajes para viajar a hablar con ella al centro, si no está ahí seguro saben donde puedo ubicarla. 

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Mi corazón late más rápido de lo normal, estoy nerviosa y me sudan las manos. Estoy caminando hacia la entrada del centro y no pensé en que debía decir, sólo sé que necesito que sepa que lo siento y que la extraño.

- hola, ¿en qué te puedo ayudar?- me pregunto amablemente una secretaria de cara desconocida
- hola, vengo a ver a Josefa
- ¿tienes cita con ella?
- no, digamos que soy…

y antes de que terminara la frase entró una mujer alta de pelo oscuro hablando por celular.
‘no amor, estoy entrando, espera un segundo’

- lo siento Mary, voy a la oficina de la Jose
-señorita Rosario buenos días, tengo una persona esperando a la señorita Josefa
su mirada se dirigió a mi, sabía quien era ella, pero a pesar de eso no quise pensar más sobre el tema
- oh hola, yo le aviso, la tengo en línea- dijo apuntando su celular- ¿cuál es tu nombre?

era su novia, no pensé que esto pasaría, tampoco es como si todo tuviera que salir perfecto para mi luego de todo lo que pasé.

- no te preocupes yo espero, ve y luego me atenderá
- hm ok- y sin decir más se dirigió al pasillo que dirigía a la oficina de Josefa


Había aprendido luego de este tiempo que arrancar no sirve de nada, pero tenía que tomar aire y pensar, aclarar mejor mis ideas y luego volver. Tomé la mochila que había dejado en el suelo, le di las gracias a la secretaria que creo preguntó mi nombre, pero las palabras no salieron de mi boca, sólo salí de ese lugar lo más rápido que pude.

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