Perdiendo la cabeza #21

OK… agarró mi trasero en público, creo que la amo. 

Fue el primer pensamiento y único que pude tener durante el vuelo, aparte de reír cada que recordaba el momento. Está claro que sentir amor por ella en unos pocos días es una exageración, no conocía muchas facetas de Josefa, pero quería conocerlas todas, me intrigaba demasiado como para quedarme tranquila sin seguir esto, sin nombre, que estábamos comenzando.

Tenía varios conciertos en agenda para fin de año y luego me iría nuevamente, habían más canciones escritas y los planes serían ojalá crear un nuevo disco.

La satisfacción de levantarme todos los días temprano a hacer lo que amo simplemente es impagable, los días son agotadores, pero me traen mucha felicidad. Así fui de
escenario en escenario por Chile, haciéndome cada vez más conocida.

Habían pasado dos semanas desde el beso con Josefa y era inevitable pensar en ella, quería seguir conociéndola, pero por su trabajo y el mío era casi imposible poder vernos tan seguido. Me complicaba el hecho de que ella haya sido mi psicóloga, conocía demasiado de mi, mucho más que yo de ella, pero tampoco podía cerrarle las puertas a una hermosa y recientemente atrevida mujer que estaba tratando de tener algo conmigo, perdón, algo serio conmigo.

Tenía una semana libre antes del próximo show, debía ensayar bastante ya que en este tendría algo así como banda oficial para tocar.

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- ven conmigo, toma vacaciones, sólo poco tiempo- me dijo luego de que Loreto dejó la oficina

- es difícil en estos momentos, pero puedo hacer que me den un tiempo el próximo mes

- ¿y mientras tanto?- dijo haciendo puchero

- mientras tanto me puedes conocer un poco más- respondí arqueando una ceja- ¿vamos de paseo a algún lugar?

- ¿ahora?

- claro, terminé aquí por hoy

- bien

Valentina había madurado este tiempo, no tanto, tan sólo tiene 22 años, tampoco se puede exigir demasiado, me trataba tan bien, insinuante, aunque ella piense que la conozco mucho, sólo son algunas facetas, puedo leer sus actitudes o cuando trata de mentir, pero no puedo saber bien lo que siente, por eso estuve tanto tiempo en terapia con ella, es difícil que se entregue a una persona, si le costó entablar conversaciones reales conmigo antes de todo, de seguro en el amor no se iba a entregar tan fácil, por lo menos no como yo quería que lo hiciera. Es fácil entrar a una cama guiada por deseos sexuales, pero es difícil entrar a esa cama y seguir ahí al año siguiente.

La llevé a uno de mis lugares favoritos de la ciudad, rentamos unas bicicletas y pedaleamos hasta el lago, allá nos sentamos en la arena y vimos como se nos iba el día. Vale se sacó sus calcetines y metió los pies al lago, de lejos la miraba, tan ligera, desinteresada y con esa emotividad que no puedo capturar en una sola palabra. Me gustaba demasiado, no lo podía soportar ni creer, sólo una vez en mi vida estuve con una mujer menor, pero las cosas no terminaron bien, esta vez conocía a Valentina desde hace muchos meses, sabía cuales eran sus principales problemas y su pasado, quería estar a su lado cuando necesitara a alguien, no quería que estuviera más sola, quería ser su apoyo y la persona con la que hiciera los panoramas de fin de semana, con la que salga a bailar y la espere en la cama todas las noches, que la bese al despertar, estoy dispuesta a entregárselo todo.

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Veía el interés de Josefa por entregarme a ella, me gusta, me encanta su forma de ser fuera del centro, no la cargante que conocí en terapias, pero… pero claro que no hay peros, los peros los deje en el pasado, tengo que saber entregarme, además Jo es confiable, no me romperá el corazón, y si lo hace… a la mierda, tengo que vivir, permitirme ser yo y a medida que le demuestre a Josefa que no sólo quiero meterme a la cama con ella podremos tener una relación estable.

Necesitaba pasar más tiempo con ella, cada mañana recordaba el beso del aeropuerto y claro, en ella. Si una persona no se sale de tus pensamientos es por algo y ese algo había que descubrirlo. Tengo que tratar de abrir mis sentimientos a Jo, después de todo, pude hablar temas más complicados con ella, tengo que hacerle saber que quiero sea parte de mi vida, que quiero se involucre en lo que siento y en lo que vivo día a día, así como quiero ser el centro de la de ella.

Salí del agua y me dirigí hacia donde estaba sentada, la arena se pegaba en mis pies y lo detestaba. Me senté a su lado y hablé sin pensar

- me carga que la arena se meta en medio de mis dedos- dije tratando de sacar toda la arena de mis pies

- es más fácil con la toalla- respondió riendo

- si sé, pero después la toalla queda con arena- exclamé riendo

Josefa se veía hermosa fuera de su escritorio, con ropa de calle, libre, sin culpas. Podía ver su sostén bajo su polera, lo que me hacía recordar esa polera apretada que llevaba el primer día que la vi en el bar, podían notarse unos abdominales.

- que complicada

- para que veas donde te estas metiendo 

- tranquila puedo entrenarte 

- ¡ah! ¿ósea que soy entrenable?- paré de sacar la arena de mis pies y la miré desafiante

- claro, nada es imposible para mi

- trata de entrenar esto- y me lancé arriba de ella, tomando ambas muñecas afirmadas en la toalla, la miré y me dijo

- claro que puedo entrenar eso

- soy impredecible, eso jamás lo entrenarás- y apenas lo dije, la besé, nuestro segundo beso, respondido inmediatamente, sus ojos cerrados me hicieron sonreír, lo que inmediatamente trajo su sonrisa en mis labios, le solté una mano para poder mover su cabello del cuello. Volví a tomar su muñeca y mis besos se dirigieron a su estilizado cuello, mordiendo de vez en cuando, bajé a su pecho y me detuve al sentir que su respiración se agitaba, la solté y volví a mi lugar original a terminar de quitar la arena.

- hm-hm

- de nada- dije riendo 

- ¿por qué cambiaste tanto?

- ¿en qué aspecto?- pregunté confundida

- estas siendo no sé... tu, no estas controlando las actitudes como lo hacías antes

- contigo quiero ser simplemente yo, me lo haces fácil, me gustas y quiero conocerte, te lo voy a demostrar, además antes quería hacer que fuera difícil- dije tranquila

Los días pasaron volando a su lado, me iba a dejar al hotel y al siguiente día la iba a buscar luego del trabajo.

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Apenas se fue su avión volví al centro a tramitar esas vacaciones que hace un tiempo me estaban proponiendo, era un mes y estaba segura lo pasaría conquistándola…

Ella tuvo trabajo la semana que se demoró el trámite, yo claro en el centro no podía dejarlo todo botado de un día para otro por lo que dejé al mando a Claudia, era de confianza y sabía podía desempeñar bien el cargo.

- y ¿donde vas de vacaciones?

- créeme que ni yo lo sé- le dije con ánimo.

No sabía donde serían los próximos shows de Vale, daba igual, de todas formas iría con ella. Tenía algo de nervios por si en algún momento alguien nos tomaba alguna foto juntas, sabía que los directivos del centro no se harían problemas, ya que es una ex paciente, lo que si me preocupaba eran mis padres, que aunque saben todo, jamás me han visto con una chica, solo chicos. De todas formas… siempre hay una primera vez.

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- wow ¿no es la chica del bar la que está frente a mi?- me dijo apenas me vio aparecer en el aeropuerto

- la misma

- OH, ¿la misma que me llevo a su habitación luego de una noche de fiesta?

- Vale… - dije blanqueando los ojos

- no sabía que te había dejado tan atrapada, sé de mis encantos, pero ¿tanto así?- decía con esa sonrisa triunfadora que siempre ocupaba, lo que me hizo reír fuerte

- no creo que recuerdes mucho de esa noche querida- dije aún riendo- hasta un niño con sueño suena más coherente a todo lo que dijiste o trataste de decir 

- ya te pusiste hiriente- dijo con su sonrisa pegada arqueando una ceja

Se acercó, me besó en los labios y me dijo al oído ‘que bueno que estés aquí’.

Caminamos por el gran estacionamiento del aeropuerto, mientras me contaba que teníamos unos días antes de viajar a su próximo evento. Paró, saco unas llaves y abrió un auto rojo, me miró 

- ¿te llevo?

- depende donde- seguí su juego

- da lo mismo, irás conmigo

- y si eres una psicópata que me quiere raptar

- ya lo habrías notado- dijo riendo- además hay muchas cámaras que servirán de evidencia para buscarte

- eso ¿me tranquiliza?

Subí a su auto, asumí que era arrendado, era demasiado lujoso para sus gustos. Nos dirigimos a su nuevo departamento, tenía tres habitaciones, una de las cuales la tenía adaptada para sus instrumentos musicales, dos baños, una cocina y un living-comedor. Era normal, sin muchas cosas, sólo lo necesario para vivir y hacer su trabajo.

Dejó mis cosas en una habitación amplia, con cama matrimonial, televisión y cuadros. 

- espero estés cómoda en esta habitación

- está perfecta- respondí

Estaba respetando mis decisiones, quería hacerme sentir bien a su modo, estaba siendo ella, lo notaba por lo ligero de sus movimientos y sus conversaciones, sin elaborar sólo expresar.

Cocinó unas hamburguesas de pollo con muchas variedades de ensalada, puso la mesa demasiado incorrectamente mientras miraba por su balcón.

- Jo, ayúdame sacando las salsas del refrigerador porfa

- claro- al abrir su refrigerador lo primero que noté fue una puerta llena con variedades de cervezas, comida sana y en una esquina las salsas

- si quieres puedes sacar vino para acompañar el menú gourmet que hice- dijo riendo- no beberé para poder manejar, tengo planes para la tarde

- no quiero por ahora, creo que el filete que cocinaste no requiere vino- respondí irónicamente 

Nos sentamos y conversamos, se disculpó por el almuerzo tan pobre, pero era lo mejor que le quedaba en la cocina según ella, quería hacer algo con sus propias manos, luego podríamos pedir comida o salir a algún lugar. Por mi, comería todos los días sus hamburguesas y ensaladas, me encantaba verla cocinar con esfuerzo para mi.

Luego de nuestro almuerzo, nos preparamos para salir, no me dijo donde iríamos, sólo que llevara abrigo. Me estaba dejando llevar por su juventud, me encantaba, cada día me parecía más encantadora. 

Antes de salir alguien toca el timbre. Acto seguido Valentina corre a la puerta. Una chica en pijama lucía con pantuflas en su puerta, pelo oscuro, alta y delgada alcancé a divisar de lejos.

- no me digas que estuviste todo el día viendo películas - le dijo Valentina

- cállate y devuelve mi sartén, lo necesito para la tarde

- claro, aquí esta, gracias, se portó muy bien

- me sorprendes ¿desde cuando cocinas?

Hablaban mientras yo me sentaba en el sofá para esperar.

- desde que… está aquí- dijo apuntando sus ojos al sofá

- oh… hola- dijo con una seña al parecer su vecina, lo que respondí de la misma forma- ok, creo que mejor me voy

Vale dijo que era su vecina, la única que conocía del edificio, muy simpática. Valentina al parecer nunca cocinaba y si lo había hecho por mi significaba que algo estaba provocando. 

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- ¿te gusta?- le pregunté mientras oscurecía y las luces de la ciudad cada vez iluminaban más 

- me encanta, tan joven y tan romántica, ¿dónde estabas?- preguntó mirándome fijo y tomándome de la cintura

- bueno… estuve un tiempo encerrada, tratándome con especialistas para volver al buen camino, luego un año fuera del país para encontrarme y no fue hasta ahora que entiendo lo que soy y lo que quiero

- que buen trabajo hiciste- me dijo mientras tomaba un mechón de su cabello que ocultaba uno de sus ojos

- no lo estaría logrando sin ti

- creo que si lo hubieses hecho

Y antes de que siguiera la besé, en la terraza de uno de los edificios con una gran vista a la ciudad. Miles de luces a nuestro alrededor, pero no me importaba tanto el paisaje como lo que tenía en mis labios. De pronto me di cuenta que estaba pasando de nuevo, ya no sólo me intrigaba, me gustaba y mucho, sentía ese dolor de estómago cada vez que me tocaba, estaba haciendo lo correcto, en el pasado las cosas no funcionaron, pero mi pasado estaba enterrado, luego de irme del país era una persona renovada y se lo haría saber a Josefa.

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Estábamos en el sur de Chile, habían pasado dos semanas y días desde que Jo había llegado, ya había pasado por el primer concierto, las fotos y la emoción. No había cosa mejor que la persona que quieres te este mirando a un costado del escenario y luego recibirte al bajar.

Nos hospedábamos en un hotel cerca de un bosque, lo único que podíamos ver por la ventana era color verde y miles de estrellas en el cielo.

- ¿cómo puedes contenerte durmiendo hace una semana junto a mis encantos?

- ¿cómo puedes contenerte tu?- dijo riendo 

- puede que sea el cansancio 

- o el sueño

- o que no me gustas - respondí mirando a otro lado con una sonrisa, sabiendo lo que venía a continuación

- tu tampoco me gustas

- y ¿por qué me sigues a mis tocatas? 

- no te sigo a ti, todo es un plan para llegar a la baterista

- que pena, la baterista tiene pareja

- que gran problema

- espera, ya me piqué- dije riendo- tu ganas, ven a dormir, quiero abrazarte toda la noche

- quería ir a la pieza de la baterista

- no sigas y ven

Desde el primer concierto que hemos estado compartiendo cama, las piezas con dos camas son muy chicas y aburridas, por lo que encantada dije que preferíamos una matrimonial.

Jo me hacía sentir especial, era mi apoyo, con la que podía conversar así como ella lo hacía conmigo, esa confianza y cariño necesario.

Apenas entró a la cama la abracé como un koala en un árbol. 

- no puedo respirar- dijo con voz sobreactuada

- sé que te dejo sin aire, es la reacción que provoco en las mujeres, te suelto pero abrázame tu

- mmm… ok, no me hago mucho de rogar

Me abrazó y giré al lado izquierdo, dejando mi espalda libre para que apoyara su mano derecha en mi cintura. La apoyó, se acercó más y quedamos con nuestros cuerpos juntos, no sé como podía soportar tanto, podía sentir cosquillas en todas las partes de mi cuerpo. Luego apoyó su cabeza cerca de la mía y no podía no hacer nada… por lo que tomé su mano que estaba apoyada en mi cintura y la guié bajo mi polera hacía uno de mis senos.

Pude sentir su risa de aire al llegar a mi pecho, tenía su mano sujeta a la mía arriba de mi seno derecho, saqué mi mano y sus suaves dedos se deslizaron por mi cuerpo hasta el punto original, suspiré y volví a tomar su mano dirigiéndola al mismo lugar, pero esta vez no sólo la mantuve ahí, sino que hice presionara sus dedos contra mi piel, luego de unos segundos nuevamente saqué mi mano y esta vez la suya no bajó, en cambio la mantuvo ahí explorando lentamente… besó mi cuello haciendo que mi piel se erizara tan rápido cómo un escalofrío. Nadie antes había producido esta excitación en mi cuerpo, siguió besando mi cuello y su mano que estaba en mis senos ahora bajaba. A la vez que su mano avanzaba mi respiración se agitaba cada vez más, podía notarlo cualquiera en mi vientre. 

Burlando las barreras de mi ropa interior introdujo con delicadeza sus dedos en mi, haciendo que mi cabeza se apoyara en su cuello mientras ella me rodeaba con besos. Con la misma delicadeza comenzó sus movimientos, haciendo que mi cuerpo se moviera involuntariamente, mi respiración se agitaba cada vez más mientras mis manos buscaban lugar para sostenerse, una apretando la almohada y otra tocando sus muslos. La besé y me abrí camino a su cuerpo, dándome la vuelta pude ver su rostro, hermoso me miraba con esos ojos brillantes, me puse encima de ella y tome su cintura, subiendo por su tonificado vientre hacia sus pechos, estorbaba la ropa en su cuerpo

- hermosa- dije mientras sacaba su pijama y tratando de besar su cuello al mismo tiempo.

Ya desnuda estaba ahí, entregándose a mi tal como yo lo estaba haciendo con ella, mis besos bajaron hasta notar lo excitada que estaba, exploré cada centímetro de su piel mientras ella tocaba la mía luego de claro, deshacerse de toda mi ropa.

Sentí que era yo la que debía seguir tomando la iniciativa, quizás había aprendido más en este tiempo… me puse sobre ella e hice que nuestros cuerpos calzaran perfectamente para nuestra primera vez. 

Estábamos tan excitadas que no bastó con sólo una vez, la noche del sur nos dio fuerza para continuar. Josefa luego de terminar me miró y no supe que decir, sentí que no tenía palabras para agradecer lo que me había hecho sentir. Su piel, su aroma, sus ojos, todo entregado a mi. Mientras más la miraba más me atraía… Josefa sonrió y tomó mis manos tal cual lo hice con ella en la playa, le arqueé una ceja sabiendo que quería más. 

Comenzó nuevamente sus movimientos, pero esta vez atreviéndose mucho más con mi cuerpo, no sabía lo que podía hacer y supongo que con el conocimiento que me estaba demostrando y la excitación que me provocaba hizo que bueno, se me escaparan unos gritos

- estas bien- preguntó algo asustada

- más que bien- dije ocultando la sorpresa que me causaba mi reacción.

Desde mis primeras relaciones hasta las anteriores a Josefa pude controlar y anticipar lo que haría mi cuerpo, me conozco en este aspecto y lo que había pasado ahora no lo vi venir. Josefa me estaba llevando a mi punto máximo, no quería que acabara esa sensación en mi cuerpo, liberando mis manos me afirmé en su espalda y traté de aguantar lo más que pude, luego de eso exhausta la abracé, acaloradas, felices, no pudimos más que dormir hasta el amanecer.