lunes, 4 de enero de 2016

Perdiendo la cabeza #18

Los días pasan y cada vez está más cerca el día en que pensará debe irse, necesito decírselo antes de que ella se ilusione más de la cuenta, aunque creo que eso a estas alturas es difícil.
Soy psicóloga, sé como decir las cosas, pero ella… con una palabra que le dices lo entiende y relaciona todo, es demasiado rápida pensando.
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Todos los días me miraba al espejo y era evidente el cambio en mi cuerpo, a simple vista mi cara tenía más modelado y la antigua ropa parecía pijama. Aún faltaba para llegar al peso ideal, pero supongo que eso ya es tarea para la casa.
Necesitaría dinero para salir, para irme aunque sea unas semanas a alguna parte, mi única opción era
mi incondicional amiga Ale, para su cumpleaños anterior le había regalado y prestado un porcentaje de dinero que necesitaba para una de sus locuras, este era el momento de pedir de vuelta ese porcentaje y por qué no, también pedir algo extra. Si lo pedía directamente, delante de Josefa, esta pensaría quizás que cosa, por lo que…

- Hola Ale, estos días estuve pensando en el regalo que te hice en tu cumpleaños pasado ¿lo recuerdas?
- obvio, créeme lo invertí muy bien
- me alegro, necesito que me regales lo mismo- dije riendo tratando de pasar bajo perfil, mientras Josefa permanecía en su escritorio ordenando papeles
- asumo que no debo nombrar el regalo, ya que probablemente alguien escuche
- exacto, si, si 
- ok, ¿quieres un regalo del mismo tamaño o diferente?
- lo mismo ojalá, es que tengo ganas de tener uno así
- ok, lo antes posible lo tendrás querida ¿cuando vuelves?
- en unas semanas, no queda nada
- entonces nos vemos, un beso
- bye
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- Bien, creo que tengo que decirte algo importante y si no lo digo de golpe, me costará mucho luego
- adelante - dije despreocupada
- tienes que quedarte cinco meses más en el centro
- ni muerta- dije mirando su cara y sabiendo que no era una broma
- es que…
- es que simplemente no me puedes tener aquí obligada, sabes perfectamente que lo único exitoso en mi vida son los estudios, una mierda, pero mierda segura y exitosa, soy mayor de edad y este juego de estar recluida se acabo, así de simple, aquí termina, mañana mismo me voy de este lugar
- no puedes
- por favor- dije con el tono que le hablo a mamá- ¿tu me vas a detener?
Luego de pronunciar estas palabras salí de su despacho, era ahora o nunca, debía irme o más tarde todos los ojos estarían sobre mi.
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No podía detenerla, pero los abogados detendrían a su madre, ambas habían firmado un papel en el cual decía claro que dependería de los especialistas el ver cuando era adecuado dar el alta, cosa que si no se cumplía… bueno, Cristina debía indemnizar al centro. Estoy segura que los fundadores del centro lo hicieron para ganar dinero, todo hoy en día es para eso, pero Valentina necesitaba estar más tiempo para recuperarse totalmente.
Valentina estaba pasando a ser el centro de mi atención muy rápidamente, quizás me estoy confundiendo, pero lo primordial en este momento es su salud, si quisiera enviarla a casa ya estaría allí, pero hemos avanzado tanto y necesita este empujón para tener una vida feliz, aún no se da cuenta lo importante que es esto.
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Correcto, este es el plan:

Primero iré por cosas de comer, el trafico de comida no es difícil, luego algo de ropa, tarjetas bancarias, mp3 y celular, he sobrevivido a cosas peores con menos.
Aún tenía algo de dinero que el abuelo me había dado, con eso podría tener hospedaje unos días hasta que la gran Ale me envíe el ‘regalo’ que pedí. Al tener el dinero compraría un pasaje en bus para volver a mi ciudad, donde mis amigas… a mi vida.

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La primera parte del plan salió perfecta, al momento de salir de a oficina de Josefa tome un papel e hice una nota a Loreto: ’te extrañaré demasiado, pero nos veremos en poco tiempo, lo juro’, luego compré a través de un trueque alimento necesario para soportar el viaje de regreso a casa, tome mis documentos y escapé por la salida que Zoe me había heredado en nuestro tiempo juntas.
Entré al primer hospedaje barato que encontré, deslicé la tarjeta y con alivio leí ‘aprobado’, estuve un día y la mitad de otro en esa pieza con olor a húmedo en una maldita cama de una plaza, esperando el día del famoso pasaje en bus que pude conseguir.
Luego de horas interminables, con el trasero plano y con olor a podrido, llegué a la no tan extrañada contaminación y malos tratos, mi celular tenía toda la señal y mil mensajes de la compañía diciendo que tal y tal número me había llamado en tal fecha y a tal hora. Caminé, fui a un cajero, saqué un billete, recargué mi tarjeta de metro y me fui obviamente donde la incondicional Ale.

- hola- dije nerviosa al ver la cara de mi amiga asomarse atrás de la puerta
- nooooo- gritó, lanzándose a abrazarme- ¿quién eres?- dijo feliz- ¡estás bellísima!, pero iuhg ese olor
- gracias por lo directa, si bueno, ese olor soy yo
- pasa, pasa, supongo que tenemos mucho que hablar

Le conté absolutamente todo, sus gestos me decían que lo que hice claramente no fue lo más acertado, pero me apoyaba de todas formas, después de todo ella sabía lo que significan para mi los estudios.
Luego de pasar su interrogatorio me ayudó a planear los días siguientes, ya que mamá no tenía idea de donde estaba, teníamos algunos días para descansar y luego ver que hacer.

- ¿sabes algo de Maya?
- hmmm… creo que estuvo de vacaciones en el sur unas semanas, al parecer está por unos días en su casa y luego de vuelta a viajar
- la iré a ver

Si algo me enseñaron estos meses en el centro fue: haz lo que tengas que hacer ahora, porque mañana puedes estar encerrada y sin señal. Si sé, no rima ni es entretenido de leer, pero a la mierda, se entiende.
Tomé uno de los sombreros grandes de mi amiga prestado, algunas de sus prendas que ahora si me entraban y me fui, era probable que ya me estuvieran buscando y que Cristina supiera de mi fuga, pero jamás me reconocerían de lejos, por lo que sin miedo me fui donde Maya.

Ya en su gran casa toque el timbre, la asesora preguntó a quién buscaba, ‘a Maya’ dije sin titubear, al verla recordé por qué me gustaba tanto, es hermosa. Al verme sonrió y corrió a abrazarme.

- ¡que cambiada estas!- dijo feliz
- si, creo que es para mejor, discúlpame si te molesta lo que haré
Y sin esperar su respuesta la besé, para sorpresa mía Maya no me empujo, sólo espero terminara, la solté, miré y dije
- nada
- eh
- ¡no sentí nada! todo este tiempo soñando con este momento y nada… 
- Vale…
- perdóname Maya, espero sigamos siendo amigas, pensé que me gustabas
Y sin más me fui, no quería dar más explicaciones, estaba liberándome y muchas palabras alteraban mi propósito.

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De vuelta en casa de Ale le conté de mi ridícula lista de cosas por hacer que ya debería haber hecho, extrañaba las carcajadas que sólo se pueden tener con las amigas de verdad. Buscamos una cuerda en su bodega, salimos a la piscina, amarramos un extremo de la cuerda en un árbol, ella sostuvo el otro extremo y comenzó a cantar.

- tacharemos una cosa de tu lista - me dijo cerrando un ojo

Tardamos horas en lograr coordinación y saltos que permitieran terminar la canción, pero lo logramos, ya era una cosa menos.

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A veces, la mayoría, uno no piensa con cuidado las cosas que desea, desee tener vacaciones… y el mundo irónicamente me manda la opción de 5 meses de hacer nada en un lugar remoto de Chile. Mil veces desee aventuras como las de la tele y ahora estoy aquí: prófuga, pero que ridiculez, prófuga de un centro de problemas alimenticios. Definitivamente se deben pensar bien las cosas antes de desearlas, con esto me refiero que al momento de desear algo pensar en todos los detalles o restricciones del deseo. Oh por Dios, cuantos deseos de cumpleaños poco elaborados he tenido en mi vida.
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Ya era un hecho, Valentina era el centro de mi mundo, ahora con su escape daba igual si no estaba en el centro, a lo más su madre debería indemnizar, pero no daba igual que absolutamente nadie sabía o tenía alguna pista de en que parte de Chile se encontraba.
Cristina luego de decir que no indemnizaría al centro dado a que dejaron que su hija se escapara a cualquier parte del mundo, dijo que ya era mayor de edad y aunque le pasaran cosas malas ellas se las buscaría, ya no sería su responsabilidad.
Se notaba el dolor en esas palabras, la ama, pero igual esta cansada, bajó los brazos y Valentina quizás donde.
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Estamos diseñadas para esto a esta edad, nuestro cuerpo resiste tener sexo toda una noche y beber mientras lo hacemos, no más drogas en mi vida, no soy muy de ese estilo, pero el alcohol es necesario.
Estaba pasando la noche con Venus, no el planeta, claro, era el apodo de una chica de pelo de muchos colores, guitarrista de una banda que próximamente se iba de gira no se donde. Venus era una experta en la cama, hace mucho tiempo no disfrutaba tanto con una chica de tales proporciones, por decirlo de alguna forma, tenia un cuerpo perfecto, la conocí en uno de los conciertos de verano en una playa cercana.

- ¿te gustaría verme de nuevo?- me preguntó en la mañana 
- por supuesto - respondí, definitivamente no podía ser sólo una vez, además teníamos cosas en común, no era de esas chicas que tenían una banda e invertían su dinero en mierda, ella si sabía lo que hacía.

Luego de intercambiar números llamé a Ale, estaba pasando su resaca en la playa, luego volveríamos a su casa, faltaba poco para iniciar las clases y debía hablar con Cristina para que las cosas volvieran a la normalidad.

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Es difícil pensar que las cosas serán iguales, pero espero mamá me entienda y comprenda lo que hice. Toqué el timbre, respiré hondo y pude ver luego de meses a Cristina.

- ¿qué haces aquí?

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