miércoles, 16 de diciembre de 2015

Perdiendo la cabeza #17

Al decir estas palabras sin mirarla, me paré y salí. Mis ojos nublaron la visión del pasillo que guiaba a mi pieza, como que entendía y no lo que pasaba, necesitaba estar sola, no quería llorar delante de Josefa, quizás por eso me pare y fui, ¿por qué me costaba tanto mostrar mis emociones y sentimientos?, a veces me encantaría ser de esas personas que simplemente fluyen.
Llegué a mi habitación, vacía, a mi cama pequeña y me senté, miré de lejos el cielo por la ventana que daba al patio, el sol entraba por esta haciéndome cerrar más los ojos, no quería preguntarme por qué a mi, pero es lo primero que vino a mi mente. Pensar en papá era algo de todos los días, también lo era hablar de el si me lo preguntaban, pero ahora simplemente no podía, ¿qué podía decirle a Josefa sobre
el?, quizás quería saber lo que yo recordaba.

Mientras miraba el cielo, pensaba y, claro, lloraba. Sentí que alguien tocaba la puerta
-estoy ocupada- dije tratando de colocar una voz adecuada, pero la puerta se abrió de todas formas, debí haberla dejado con llave, aunque en este caso daba igual, Josefa estaba dentro de mi habitación, y Josefa, tiene todas las llaves del centro.
-lo siento, pero tenemos que hacer la terapia de hoy, si no quieres hablar esta bien, pero debo pasar esta hora contigo, aunque sea en silencio
-como quieras- le dije con ojos rojos y alcanzando un papel para secar lo que escurría de mi nariz
-¿quieres hablar?
-¿crees que tengo ganas de hablar?, sólo necesito un tiempo sola- dije como si no se notaran mis ojos llenos de venas rojas
-sé que es un tema complicado, pero tenemos que hablarlo para ayudarte
-¿qué mierda quieres que te diga Josefa?, ¿por qué simplemente no te vas? déjame sola, no te das cuenta que no quiero a nadie a mi alrededor en este momento, ¿no dijiste al principio de esto que no me ibas a obligar a nada?
-¿por qué te niegas a confiar en alguien distinto a ti?, no todas las personas son malas, yo te quiero ayudar
-¿en qué me puedes ayudar? la única forma de ayudarme es que tengas súper poderes y revivas a papá, nadie puede hacer eso- dije alterada- no va a volver, lo acepté hace mucho tiempo, han pasado muchos años y solo…
No podía aguantar más las lágrimas y antes de comenzar a llorar… Josefa me abrazó. Tan fuerte que de seguro podía sentir mis latidos acelerados, me abrazó como si nadie tuviera que pagarle para hacerlo y yo, simplemente tapé mis ojos fuerte, a tal punto que creo dejé mis dedos marcados en mi piel. Voté todo en lágrimas mientras sentía la vibración de energía transmitida que genera un abrazo de esas proporciones. Que ridícula, pero que necesario.

Luego de varios minutos me soltó, ella seco algunas de mis lágrimas como una amiga más

-puedes superarlo todo- me digo con una voz dulce- ni te imaginas la fuerza que tienes

¿Qué se dice en estas situaciones?, probablemente gracias. Mi cuerpo reaccionaba extraño, creo que me gustaba Josefa o quizás me gustaba que alguien se preocupara por mi lo necesario.

Luego de este episodio bastante dramático seguimos con las terapias, comencé a hablar de papá, me sentía más liviana y esta vez hablo de ambas cosas, tanto física como psicológicamente.

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Other side: Josefa

Hablando con la verdad para mi sólo era una niña malcriada, que cumplía sus caprichos y no quería pasar sus vacaciones en un centro como este. Al llegar sólo tomo sus cosas y escapó de la vista de todos, pensé que perdería credibilidad en mi trabajo, la confianza que me habían dado de cuidar un centro de estas proporciones a mi edad prácticamente se hubiese ido a la basura si no la encontrábamos. Agotada de todo fui por unos tragos, y ahí estaba, la engañé, debía hacerlo, aunque habían otras formas, sólo necesitaba que estuviera en el centro lo antes posible, tan sarcástica y desafiante, claramente con muchos problemas en sus hombros.
Esa noche simplemente bebió tanto que no creo recuerde la llevé a mi habitación hasta que volviera a estar consciente o aunque sea un poco menos alcoholizada. Claro que luego de saber la verdad no quiso saber nada de mi, quizás el cargo de conciencia de engañarla me hizo acercarme más a ella, era igual a todo adolescente en lo rebelde, pero tenía algo distinto que podía distinguir con tan solo verla actuar o mirar, era simplemente distinta y me provocaba demasiada intriga.

Al comenzar sus terapias me dominó todo lo que quiso, sabía lo que hacía, era inteligente, me confundía, era imposible prever todos sus movimientos, no quería ayuda, era obvio, menos la mía.
Luego del incidente de Navidad, por el cual casi muero de un ataque al no encontrarla (nuevamente) por ningún lado, baje los brazos, quizás era uno de esos casos en los que no vale la pena tanto esfuerzo, pero ella tenía algo, ese brillo en los ojos que me demostraba que se podía lograr algo. Claro que luego del incidente de Año Nuevo tenía que dejarla ir si es lo que ella quería… pero no, no estaba equivocada después de todo, ella quería ayuda y superar todas estas cargas acumuladas desde su niñez, desde la muerte de su padre, ese día la miré a los ojos y pude por fin aunque sea por una tarde ver a la verdadera Valentina, a esa parte frágil y débil que siempre esconde, esa parte que necesita un empujón.

Ya llevamos casi dos meses luego de Año Nuevo y aunque costó entrar en el tema principal de la terapia lo logramos, estamos hablando del tema y lo vamos desenvolviendo de a poco, lo malo es que me estoy entregando mucho a ella, quizás me involucré demasiado con sus problemas, necesito todos los días saber un poco más de lo que siente y lo que necesita.
La verdad es que luego de ese abrazo eterno que le di, no he parado de pensar en ella.

Pero tengo un problema peor… ¿cómo le digo que no se irá luego de vacaciones?, ¿cómo le explico que debe quedarse al menos cinco meses más?

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