lunes, 21 de septiembre de 2015

Perdiendo la cabeza #12

 -¿QUÉ HACES ACÁ? me asustaste- le dije agitada, con mil latidos por hora, por un momento pensé que era un asesino o algo parecido, pero sólo era Josefa
 -¡oh! por fin te encuentro, ¡menos mal que estas bien!- dijo empapada mientras comenzaba a tratar de sacar una manta de su mochila
 -si, sólo quería caminar un rato y comenzó a llover
 -todo el personal salió a buscarte, han pasado horas, ¿cómo es que sigues fuera? estas tiritando- hablaba mientras me cubría con la manta
 -estaba a punto de volver, si tampoco es para tanto
 -estuviste horas fuera, de hecho ya debe ser Navidad
 -que bien, ¿feliz Navidad?
 -feliz Navidad- me dijo con algo de risa en sus palabras, me abrazo y
al momento que lo hizo reí yo
 -hey no te pases
 -volvamos, hay una actividad de noche buena, no me gustaría perderla
 -estuviste a punto de hacerlo
 -claro, no podía dejarte afuera con este clima, menos en Navidad
 -ah claro
 -hay mucho personal buscando que también se lo hubiese perdido…

Comenzamos a caminar de vuelta al centro, Josefa no esperó que las palabras salieran de mi boca o se generaran esos silencios incomodos, ella sólo hablaba de lo mucho que amaba esta época, de lo interesante que estuvo el clima y de lo entretenida que estaría la velada de noche buena. Actuó como si nada extraño pasara, como si mis paseos nocturnos bajo la lluvia en noche buena fueran algo normal de las personas, después de todo a veces es normal tomarse un tiempo para pensar ¿no?.

Llegando al centro me dirigí a mi habitación, fría y vacía, por lo menos la decoración daba algo de hospitalidad, tome una ducha caliente y me acosté al instante. Tomé los audífonos y el mp3, seleccione mi playlist favorita y cerré los ojos, tratando de volver a los momentos de felicidad, a esos en los que no había preocupaciones, en donde crecer se veía como algo fácil. Pero las cosas fáciles generalmente no llevan a buen puerto.
Escuchando una de mis canciones preferidas sentí un aire frío entrar por mi lado derecho… abrí los ojos, me senté y vi una silueta moviendo los labios. Nuevamente salté de susto y nuevamente, era Josefa.

 -¿Qué haces en tu cama? 
 -evitando una gripe
 -eso es inevitable, vamos, la actividad ya comenzó y tengo que sacar a cinco personas más de sus camas
 -buena suerte con eso
 -lo siento, es obligación ir, si no vas te darán más tiempo de deportes
 -ok- le respondí volviendo a mi playlist, hacía tiempo que no escuchaba mis canciones favoritas y podía pagarlo con algo más de ejercicio. Cerré los ojos y volví a mi estado anterior.
 -vamos, hazlo por Loreto, ha estado preguntando y esperando por ti, está emocionada
Se me olvidaba mi querida peque, no podía decepcionarla, me necesitaba. Apenas dijo esto Josefa, me levante, busque ropa decente y me dispuse a caminar al famoso show de Navidad.
No fue más que palabras, cena, decoración y regalos, Loreto me dio varios, realmente me estimaba, estaba tan emocionada, yo, claro, no tenía nada para regalar, ni siquiera dinero, así que fui corriendo a mi habitación y tome una de mis mochilas que tanto amo. Loreto adora esa mochila tanto como yo, y bueno, se la regalé. Supongo que dar algo que uno ama es demostrar que hay cariño.

Zoe por su parte me miraba a ratos desde su lugar, quizás estaba enojada, no lo sé, pero no tuve que esperar mucho para averiguarlo, cuando estaba a punto de terminar la actividad Z caminó hacia mi.

 -hey
 -hola - dije mirándola mientras la peque sonreía
 -¿te acompaño a tu habitación?
 -ehm ok, ¿Lore? ¿te molesta si me voy?
 -no- dijo con una sonrisa- ya esta a punto de terminar

Z caminó delante mío con sus bototos negros mientras me despedía, para luego esperarme en la puerta del salón, tan atrevida y madura a la vez, las gotas de lluvia podían sentirse en las ventanas y techo, ¿qué estaría haciendo Cristina sin su hija amante del papel de regalo? se cruzó por mi mente, pero en frente tenía a Z y atrás mi realidad.

 -¿qué se te paso por la mente? me preocupé demasiado, tuve que decirle a Josefa
 -¡ah! ¿fuiste tu quien dio la alarma de presunta desgracia?- pregunté algo burlesca- da igual Z, sólo quería caminar- dije antes de que respondiera
 -para la próxima me invitas
 -estabas enojada
 -no me gusta enojarme, sólo necesitaba calmar mi mente, podía calmarla con un baño bajo la lluvia en la laguna también

Al llegar a mi habitación, me estire en la cama lanzando un gran suspiro, estaba cansada y tenía sueño, pero Z no me acompañaba en eso.
Se estiro al lado mío, en la pequeña cama de plaza y media, ambas mirando el techo por unos segundos.

 -¿te quedarás a dormir?- pregunte inocente
 -dormir no es lo que quiero 
 -¿broma?
 -¿noche buena?

Con esa pregunta que sacó carcajadas se instaló arriba de mis piernas, se acercó a mi boca lentamente y antes de tocar mis labios dijo ‘asegurare la puerta’. En tres segundos ya estaba de vuelta, ahora si con su boca tocando la mía. No estaba segura si era buena idea, si con Zoe estábamos en el mismo piso, pero sus caricias habían activado la emoción de una de mis sensaciones favoritas de verano: sexo sin compromiso.

******

Los días pasaron rápido para la siguiente celebridad: Año Nuevo. Josefa no estaba insistente desde el episodio de Navidad y con Z todo iba bien. Claro, debía existir la actividad de Año Nuevo… no era aburrida por lo menos, nos fuimos a un hotel de una ciudad cercana a orillas del mar para ver los fuegos pirotécnicos que se lanzarían esa noche. 
Caminando por el mar Zoe me tomó de la mano
 -eeeeh- dije al momento que lo hizo
 -oh lo siento, fue espontáneo- respondió soltándome
 -esta bien dije- mientras veía a lo lejos en su silla playera a Josefa tomando sol junto a varias personas del centro. ¿Nos habrá visto? esto sería una serie de preguntas en un futuro.

Muchos abrazos, buenos deseos, sonrisas, lágrimas, demasiadas emociones para despedir un año. Se debiese despedir cada día, así aprenderíamos mucho más de nuestros errores. 
Me sentía como en los paseos del colegio cuando pequeña, en ese tiempo era genial, ahora era como salir con guardias. Quería emborracharme hasta quedar sin conciencia, olvidar por una noche todo, esto claramente no es lo peor que le puede pasar a alguien, pero me he emborrachado por cosas menores a esta.
Fui donde Zoe a pedirle dinero prestado, ya era común, había perdido la vergüenza, me dio lo suficiente para disfrutar a lo grande, sabía que algo estaba mal conmigo, no podía ser tan destructiva con mi cuerpo, algún día esto explotará, no habrá más espacio para mierdas de este estilo e inevitablemente, yo estaré ahí cuando suceda… por el momento quedaba esperar a que todos se fueran a sus habitaciones y salir a celebrar el nuevo año.


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