viernes, 17 de octubre de 2014

Mi profesora, mi enamorada

Estábamos en mi departamento, con la luz del sol mañanero alumbrando la cama obligándonos a despertar; ahí estaba tan cálida y cercana, acurrucada, apoyando su cuerpo contra el mío, abriendo lentamente sus ojos dirigiendo su mirada a la mía, con esos ojos claros, entre azul y verde, que me sacaban la más pura de mis sonrisas, mientras me acercaba a besarla…sonó el despertador antes de que pudiera volver a tocar sus labios. Nuevamente era un sueño.
Desperté con un dolor en el pecho y lágrimas en los ojos; al parecer era angustia, la angustia de despertar pensando en ella y saber que ya no estaba conmigo, que la había dejado ir y que aunque no tuviera fuerzas ni ánimo para nada debía levantarme e ir a la universidad.

Respirar hondo ayuda a seguir sin pensar mucho, es lo que hago todas las mañanas cuando despierto y la recuerdo, sigo mi rutina esperando que al momento de tenerla en mi cabeza no sea por más de algunos minutos, pero a veces, es imposible.

Como cada mañana sigo mi rutina, despierto, miro como está el día por la ventana, entro a la ducha, me lavo los dientes, la cara, una que otra mirada al espejo para ver que tan mal esta todo y lo que ya es cotidiano, veo el fantasma de lo que solía haber, el fantasma de una sonrisa y conversación mañanera, el fantasma de la sensación en mi cuerpo de sentir un abrazo por la espalda mientras cepillo mis dientes, no fue un cuento de hadas, pero yo era feliz.
Llegando a la universidad comienza la rutina universitaria, veo a mis compañeras de clase que me hacen señas desde lejos; voy a saludarlas, conversamos los mismos temas de siempre: ¿Como te ha ido?, ¿Qué haz hecho?, podríamos salir uno de estos días, no sales nunca, y un largo etc. de lo mismo hasta que da la hora de entrar a la sala. Hace tiempo que las clases me entran por un oído y salen por el otro, pero por alguna mística razón no me ha ido mal en los exámenes. Espero que pase el tiempo, son minutos interminables que los amortiguo escribiendo letras de canciones que probablemente nunca volveré a leer, como ha pasado en veces anteriores. Saliendo de las clases de la mañana me despido de mis compañeros y mí estomago grita por comida- maldita rutina- así que camino al casino para comer algo. En el camino el viento de otoño me da en la cara, grandioso, me encanta esa sensación de libertad al sentir mi pelo volar...
El sol se esconde a ratos pero el cielo azul no desaparece al igual que los recuerdos de esos ojos... al instante me digo ¡no! nublando esos pensamientos, pero en este día está destinado pensar en ella, porque está a punto de pasar lo que digo espero no pase, pero que en realidad espero ocurra.
Frente a frente por mi camino viene ella, con una de sus compañeras de trabajo; camina con una carpeta roja en la mano, su mochila ploma en la espalda y su tenida de buzo que tanto me encanta; lleva el pelo amarrado con un tomate desinflado, con mechas de pelo sueltas que se mueven al compás del viento, mostrando su sonrisa y sus maravillosos ojos, es perfecta, su pelo claro y su metro setenta, su piel clara y su figura exacta hacen que un simple camino parezca la mejor pasarela del mundo. 
Mi corazón a punto de explotar me hace dar una sensación de desmayo, pero sigo caminando ya ni sé cómo;  al cruzarnos me entristece ver que su sonrisa desaparece y una cara de resignación mezclada con pena aflora. Muero de ganas por darme vuelta y mirar su espalda, de correr y abrazarla aunque sea por un segundo, pero me contengo y sigo mi camino. El hambre desaparece, sólo hay pena, cuanto la extraño, es mejor ir al departamento a descansar, ya no importan las clases de la tarde… por lo menos salí de la rutina.
No niego que espero verla, me sé sus horarios para que cuando este en la universidad yo evite su camino habitual para no provocar tensión. Aún así no puedo creer que siendo la universidad tan grande igual la encuentre, me encanta verla pero cuando desaparece de mi vista esa sensación de vacío vuelve más fuerte y no me deja respirar con normalidad, es inexplicable.
Estaba tan bella con ese pelo, con ese buzo que me encanta aunque a ella que no le gusta mucho por el color, pero su figura se ve perfecta, su sonrisa… su sonrisa me enloquece y sus ojos, sus ojos no me dejan ni pensar.
-¿Hola?
 -Hola Emi te estamos esperando, ¿vas a venir? 
-oh! Manuel, lo siento tuve cosas que hacer.
- Bueno, mañana almorzamos juntos entonces, cuídate.
- ok lo siento, adiós, nos vemos.
Como voy a almorzar si no tengo hambre, lo único que tengo es pena, la extraño tanto, todo fue tan complicado de lograr y cuando lo logré fue como en un cuento, pero luego… lo arruiné.

2 comentarios:

  1. Hola!! Por favor respondeme,la historia empieza aqui? Tengo muchas ganas de leerlo :)

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    1. Si! aquí comienza la historiaaaa :) espero la disfrutes c:

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